El gallo Felipe

«¡Gallo Felipe, la mosca te pique, y el tábano blanco, que te deje manco!». Siempre que yo veía a aquel gallo tan apuesto y socarrón, corría a buscar refugio detrás de una barandilla o una puerta, a buen recaudo por si me atacaba, y él, que detectaba el miedo que sentía, se lanzaba, totalmente cabreado, contra el parapeto, con los espolones en ristre. Al ver que le hacía burla, se enojaba más, y sus plumas se erizaban. El gallo Felipe era el terror del cortijo. Atacaba a perros, gatos, personas, otros animales de su especie y, si se escapaba hacia las conejeras, corrían las madres presurosas a esconder los gazapos, por temor a que el maldito plumífero se los desgraciara. Mi madre siempre me advertía sobre la ferocidad del bicho, pero yo, traviesa como cualquier niña, no le hacía caso. Felipe me la tenía jurada, y un día, rodeando el perímetro de la casa, como era mi costumbre, me esperó agazapado en la esquina: al emparejarme con él, me saltó ensañándose con las piernas, que las dejó hechas trizas; los antebrazos, que puse sobre la cara para que no me picara en los ojos, los destrozó: hasta se llevó mechones de pelo entre los espolones y el pico, mientras yo gritaba histérica, presa del pánico. Acudió mi madre corriendo, con un trapo de cocina en la mano, y, dándole trapazos, logró ahuyentarlo. Inmediatamente me entraron (entre todos los que acudieron a ayudar a mamá) en la cocina, y allí me desinfectaron las heridas con agua caliente y yodo. Aquel ataque produjo en mi psique tal trauma, que durante años, cada vez que veía un gallo, me echaba a temblar. Peor suerte tuvo Felipe, que al día siguiente rindió cuentas al puchero, donde fue guisado con arroz. Al enterarme de su desgracia, lloré, pues a pesar de ser tan agresivo, era muy hermoso y de sedoso plumaje. ¡¡Adiós, Felipe: aunque fuiste mi enemigo, siempre te recuerdo!!

2 comentarios

  1. es lo mas gracioso que me ha pasado en mi vida. Esta kartaojareña tiene unas cosas que me encantan. Sigue así y no pierdas tu gracia. RAMON

  2. El del gallo es muy gracioso tambien, parece que la veo correr por entre las pajas del cortijo con la falda por encima de las rodillas dando gritos.
    Gracias por hacerme reir, en estos tiempos en que todo vale. Ramon

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