Telma Ortiz: «El Imperio (rosa) contraataca»

El descalabro que la jueza de Toledo le propinó a Telma Ortiz el pasado jueves ha hecho que los buitres de la prensa rosa se empiecen a relamer de gusto, ante el festín que se avecina.
Ya el mismo día, Susana Grisso y Ana Rosa fueron calentando la olla para la gran noticia que se iba a producir por la tarde. Durante el transcurso del programa heredero del tomate, «Está pasando», de Telecinco, y con un jolgorio digno de los «hooligans», se dedicaron a destripar de una forma ordinaria y repugnante todo aquello que ya insistentemente habían ido anunciando desde hacía un mes. Este programa de periodistas de tan dudoso gusto como Jaime Peñafiel (el azote de Letizia), Mª Eugenia Yagüe o Miguel Temprano, defendían que con esta sentencia se hacía prevalecer la libertad de expresión. Mal vamos dados si desde un programa tan cutre se nos quiere hacer ver a los telespectadores la senda de las libertades.
En el transcurso del programa, se oyeron frases lapidarias, como la del periodista Álvaro García Pelayo que dijo que «a Telma Ortiz ni se la ha sacado, ni se la ha perseguido», justo en el mismo momento que dos cámaras de su propia agencia «Korpa» hacían guardia frente a la casa de Telma.
La señora Telma Ortiz, cuyo único pecado es ser, involuntariamente, hermanísima de Dña. Letizia, futura reina de España, cometió el error, mal aconsejada, de denunciar preventivamente y solicitar medidas cautelares contra 57 medios de comunicación para que no emitieran, ni publicaran imágenes suyas; que es como si hubiera que multarnos a todos en el momento de coger el coche por si cometemos una infracción. Es verdad que si la sentencia hubiera sido favorable hubiera sentado jurisprudencia y todos estos vividores a costa de los demás se estarían a estas horas comiendo los mocos.
Telma debería haber esperado a que sucedieran las intromisiones en su vida privada para ir haciendo caer cadáveres, pero uno a uno y con nombre y apellidos.
Otro programa que trató el tema en profundidad fue Antena 3 en sus 360º, del que no me cansaré de repetir que, aún siendo de lo mejorcito, está ahí condenado en un horario bestial, más allá de media noche. En él se trató el problema con más rigurosidad, aunque entre los tertulianos sobrasen Pepe Sancho, que rezumaba una mala leche contagiosa, y Pilar Rahola que, como acude a tantos programas de debate, ya no sabía ni en cuál estaba.
Lo siento por Telma Ortiz. Este país es así, necesita carnaza y si esa carnaza es a costa de personas que huyen de la fama, pues mejor que mejor

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