Sobre el maltrato a las mujeres

Con el pase de la película «Te doy mis ojos», de Itziar Bollaín, cerramos un pequeño ciclo en el que hemos tratado el tema de la violencia hacia las mujeres, en el que también hemos participado en una charla coloquio y hemos visionado la película «Volver», de P. Almodóvar. Con estos actos, pretendemos hacer un homenaje que sirva para recordar a todas las víctimas de la violencia machista.
Éste es un asunto que permanece, por desgracia, de plena actualidad. Las noticias sobre feminicidios y muertes violentas de mujeres a manos de sus compañeros o maridos no dejan de sucederse y seguirán ocurriendo mientras la sociedad no aborde de verdad el problema de la desigualdad entre los sexos desde el origen.
La sociedad española se ha dotado de instrumentos válidos para intentar terminar con esta lacra, como son la Ley de Igualdad y la Ley Integral contra la Violencia de Género. Ambas normativas suponen un gran avance social para luchar por la igualdad entre los sexos con la ley en la mano, pero estas normas tienen que desarrollarse y aplicarse. En su desarrollo se aborda el problema de la desigualdad de forma transversal, incidiendo su articulado en fórmulas para poner en la práctica y en la educación la normativa específica sobre cómo debe funcionar la paridad en los empleos, partidos políticos, gobiernos, etc. Nuestro deber como ciudadanas/os con derechos y amparados por las leyes y la Constitución Española es exigir a los poderes públicos que se cumplan las leyes y que la Comunidad Autónoma Valenciana deje de marear la perdiz y aplique la ley.
Por ello, no tiene sentido que el Consell de Bienestar Social anuncie que aprobará una ley autónoma de prevención de la violencia, creando casas de acogida, etc. El Consell debe saber que estamos hartas de que nos pongan tiritas encima de las heridas. Aparte de las casas de acogida y de centros de información necesarios y de orientación a las mujeres víctimas de violencia, que sin duda son necesarios, hay que ir más allá y pensar en la sociedad del futuro, en nuestros hijos e hijas y en nuestras nietas y nietos. Ese cambio social sólo puede darse con solvencia desde la educación. La mejor prevención que existe parte de una educación igualitaria que debe realizarse desde una escuela pública laica, donde se respete y se eduque a las niñas y a los niños en igualdad de condiciones y desde una concepción del género humano autónoma y separada de credos, que llevan la desigualdad escrita con letras mayúsculas, tanto en el fondo de sus «enseñanzas» como en las formas exteriores de representación de sus «valores». Sabemos que esto puede parecer una utopía cuando ahora hasta se cuestiona la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que es un pequeño paso, pero muy necesario, que las comunidades gobernadas por el Partido Popular se niegan a dar. Pero hay que hacer las cosas bien y comenzar el edificio de la igualdad desde los cimientos. Por ello, a la vez que reivindicamos que se apliquen las leyes y se proporcionen la dotaciones necesarias para ayudar y orientar a las mujeres víctimas de maltrato, no debemos perder de vista dónde se produce el origen de la desigualdad, y una parte muy grande se encuentra en valores sociales y educativos que perpetúan principios de dominación de los hombres sobre las mujeres: sólo hay que echar un vistazo a los cuentos infantiles más tradicionales, o a determinadas definiciones del Diccionario de la Real Academia, o a los anuncios publicitarios que utilizan a las mujeres como objetos «bonitos» que acompañan la venta de un producto, o a la forma que tienen de organizarse las iglesias (es muy difícil que un cura o un imán eduquen con valores de igualdad a los niños y a las niñas, sencillamente porque no creen en ellos).
Mientras tanto, hay que decirle al Consell que no necesitamos una ley autonómica nueva, necesitamos que se desarrollen y se apliquen las dos leyes votadas por amplia mayoría en el Parlamento de España.
Es necesario que, de forma inmediata, se empiecen a aplicar en la Comunidad Valenciana, no sólo en la capital, sino en todas las provincias y atendiendo principalmente a los núcleos poblacionales más grandes.
Deseamos que, además de su aplicación, se dote de los medios económicos necesarios y del personal adecuado vocacional y profesionalmente, que puedan actuar con todo el apoyo de las instituciones locales para su resolución, de forma que se reduzca progresivamente hasta su erradicación esta lacra. Es muy raro el día en que los medios no recogen el asesinato de una mujer en nuestro país y es doloroso que tantas mujeres sean maltratadas y asesinadas.
Es necesario que la vigilancia sea suficiente para que las órdenes de alejamiento se cumplan, dotando de pulseras electrónicas a los maltratadores, con un seguimiento adecuado y eficaz de los mismos. Exigimos que las penas por malos tratos y abusos se cumplan íntegramente y las sentencias de culpabilidad se apliquen de inmediato.
Por todo lo expuesto, instamos al Ayuntamiento de Torrevieja a que exija al gobierno autonómico que se cumpla la ley y se dote de las necesarias casas de acogida, y que se haga una buena campaña de información a la ciudadanía, para que las mujeres puedan denunciar su caso y ser atendidas correctamente en nuestra localidad.

Mª del Carmen Corredera Gallego
Miembro del Colectivo de Mujeres de IU en Torrevieja

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


*