Sanidad o negocio

Adoración Fernández Navarro
Concejal del Grupo Municipal Socialista
y miembro de la Ejecutiva Local del PSOE

La sanidad es uno de los puntales del estado del bienestar. La buena atención sanitaria a todos los ciudadanos es algo imprescindible en una sociedad avanzada. En nuestro país, tenemos un sistema sanitario envidiable para muchos países. Sin embargo, en el Hospital de Torrevieja, que cuenta con indudables avances y grandes profesionales, muchas veces se dan paradojas respecto de la bondad de la atención, cuando prima, antes que el beneficio del paciente, la buena gestión económica.
En más de una ocasión, tanto el conseller como la dirección del Hospital se han congratulado de la baja media de hospitalización por paciente, tras una intervención quirúrgica. Eso que es visto por los gestores de la sanidad privada como un logro repercute negativamente en el paciente, que, al ser dado de alta tras una operación, sufre en su domicilio la carencia de una buena administración de analgesia y de observación en la evolución de dicha intervención. Porque no es lo mismo medicarse en casa que estar recibiendo medicación mediante gotero y con la necesaria vigilancia de un facultativo.
En más de una ocasión se ha enviado a pacientes a su casa el mismo día que sufrieron la intervención quirúrgica. No hay duda de que una llamada telefónica para saber cuál es el estado del paciente es mucho más barata que un día de hospitalización y es una manera eficaz de reducir costes.
Pero habría que recordar a los gestores de la sanidad privada que ésta no puede ser un negocio. Lo dijo bien claro el ministro Bernat Soria: «no se puede negociar con la salud de los ciudadanos».
No es admisible el juego que está llevando a cabo la Consellería, infradotando al Hospital Comarcal de San Bartolomé, para luego compararlo con la buenísima atención que reciben los pacientes en los de gestión privada.
La salud de los ciudadanos no puede ser negociable, ni se puede buscar rentabilidad en los mismos términos que se busca. Porque los ciudadanos no somos objetos que sirvan para el lucro de unos pocos.

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