La inquisición televisiva

Así, como inquisidores, se comportan todos los periodistas que intervienen en los residuales programas del corazón que todavía se emiten en alguna cadena generalista. Oyendo a estos contertulios interrogar e indagar sobre la vida y miserias de la personas invitadas, da la sensación de que nos trasladamos a épocas pasadas donde el reo, si quería salvar su vida de las llamas, tenía que aceptar las tesis de su creencia en el cristianismo y aborrecer aquellas que le delataban como profanador y hereje del cristianismo. Así se comportan estos contertulios con sus invitados, les obligan a decir lo que ellos no quieren decir, con sutiles técnicas de periodismo, que yo creo que son parecidas a las que debían usar las SS con sus enemigos, la única diferencia es que en los platós no hay tortura física. Sería hora de que los televidentes españoles diéramos un paso hacia adelante ignorándoles y no accediendo a estos programas para que el «share», es decir, la cuota de audiencia televisiva, fuera cero patatero. Los contertulios periodistas parten de un principio y es que todo aquel que sale en los medios televisivos con alguna reiteración es famoso y, como tal, nos debe interesar su vida privada. Si además este «pseudofamoso» ha hecho alguna declaración por el motivo que sea, cobrando o no cobrando, «se le ha caído el pelo», porque estos inquisidores televisivos creen tener «patente de corso» y piensan poseer todo el derecho del mundo sobre las intimidades de las personas, convirtiéndose en jueces y parte de la vida de los «famosos, famosillos y famosotes». A lo largo de estos últimos años hemos visto a alguna famosa de la prensa rosa morir, algunos dicen que si por ingestión de barbitúricos y otros, los más allegados y familiares, que no pudo aguantar tanta presión mediática y terminó sucumbiendo. Particularmente me inclino por esta segunda opción. Otros famosos han tenido que irse de España a otros países para poder vivir con libertad por parte de los medios. Bien es verdad que este tema debe de dejar muchos dividendos a las televisiones y a los periodistas, por lo que veo difícil que prospere algún tipo de iniciativa parlamentaria que modifique la ley y sea mas estricta con «paparazzis» y periodistas. Nuestra legislación es demasiado permisiva y garantista. ¿Por qué la hermana de la princesa, si no quiere salir en los medios, tiene que salir por narices? Ya sé que la justicia lo ha determinado, pero, ¿todo lo que determina la justicia es justo? ¿Es justo lo que ha determinado el Consejo General del Poder Judicial en relación con las manifestaciones de la jueza decana de Orihuela? Como este asunto no se va a solucionar, propongo que a los «jueces inquisidores» (periodistas del corazón) se les haga el mismo juego, es decir, como estos personajes «periodistas» son muy famosos, mucho más que los propios entrevistados, propongo que se les haga el juego al revés y sean ellos los juzgados. Ya es hora de que nos enteremos de las  actividades y vida de los periodistas del corazón de turno que andan por los platós, para pagarles con la misma moneda.

Joaquín Garrido Mena

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