Palabras e ideas complementándose

Baltasar Gracián

Este tema me trae a la memoria la antigua historia sobre quién precede a quién, si es antes el huevo o la gallina, tratandose de encontrar una solución que resuelva semejante adivinanza a la lógica de cada día. Ocurre mucho cuando se hablan varias lenguas y éstas interfieren en lo que uno quisiera decir en un caso determinado, lo que prueba que cada lengua es un camino diverso hacia lo que se pretende expresar.
Hoy día se utilizan con demasiada frecuencia los vocablos como emisiones de voz y no como palabras significativas, pero Baltasar Gracián amonestaba a utilizar las últimas como el que siembra grano o, mejor, como quien amasa la harina del pan antes de introducir las barras en el horno: «Cuanto más escuetas sean las palabras, piden más pensar y suele preceder una pausa antes del sí o del no de una respuesta corta». Porque utilizarlas sin ton ni son no conduce a nada, decía el Quijote, para quien «más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo», aunque aquéllas nos suelen salir de la boca cuando es ya demasiado tarde para volverse atrás y los proverbios sobre el tema abundan más que la miel, dirán los suizos, mientras que los orientales aconsejan que no hay que comerlas, más bien masticarlas.
Los vocablos se juntan para crear idiomas cuando se integran totalmente en el proceso de la vida, pues han de nacer, desarrollarse o incluso extinguirse, aunque tienden a persistir bajo  el instinto de supervivencia. En realidad, crean sistemas de comunicación a través de acumulación de memoria informativa muy parecidos al uso informático de los ordenadores, que imitan el modo de tal funcionamiento. Resulta curioso referirse al modo de pasar de un idioma a otro, controlando el sistema doble, triple o múltiple de los que hablan varios, pero mucho más difícil para los monolingües, pues se trata más que nada de una técnica de doblaje y habría que comenzar aplicando sistemas como si se tratara de una gimnasia mental, que suele comienzar por una pronunciación controlada, que yo llamaría «neutral», para todas las lenguas.
Manejar el silencio resulta más eficaz que soltarse en palabrerías, pues han de estar apoyadas por el pensamiento, y suena hermoso el dicho de William Golding: «Hay que volver a reivindicar el poder de la palabra aún en nuestra época de armas, satélites y ordenadores, porque sólo ellas podrán cambiar el mundo».

HECHOS Y DICHOS
Solamente se encuentran los pensamientos cuando buscamos las palabras. Joseph Jouvert

ANÓNIMO
El que habla esparce el grano, pero el que sabe escuchar lo recoge.

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