Es hora de reciclarse

Joaquín Guillamó Alarcón
Hostelero y miembro de la Asociación de Hostelería de Torrevieja
desde hace más de 30 años

No tengo más remedio que esbozar una sonrisa -eso sí, hacia adentro- cuando escucho o leo los porcentajes estadísticos de la ocupación veraniega en Torrevieja, sobre todo cuando se dice que estamos por encima de la media de la Comunidad. No me extraña, si comparamos nuestras aproximadamente 1.500 plazas hoteleras con las más de 15.000 que tiene Benidorm. No es de extrañar, por tanto, que, cuando llega un puente, un concierto o los fines de semana, nos veamos desbordados, teniendo que orientar a nuestros clientes hacia otros destinos en poblaciones cercanas. Porque ése es el turismo que hemos tenido este verano, ya que, ante nuestra débil infraestructura hotelera, hemos perdido el interés de agencias de viaje y operadores turísticos.
Mientras, otras poblaciones de nuestro entorno han sabido compaginar un modelo turístico sostenible, compatibilizando el turismo residencial y el de estancias cortas en hoteles, hostales, pensiones, campings, etc., que en realidad es el que crea puestos de trabajo y genera riqueza tanto para el sector hostelero como para el comercio en general -no hay más que darse una vuelta por nuestras vecinas Playas de Orihuela para comprobar que la oferta hotelera está en continuo aumento, acompañada de una oferta complementaria para el ocio visitante-.
Por el contrario, en Torrevieja, nuestros gobernantes han apostado de forma descarada por el sector del ladrillo, desatendiendo el sector hotelero, dejando de asistir a ferias de turismo tan importantes como Fitur, entre otras, mientras que la inmensa mayoría de poblaciones turísticas de la Costa Blanca siguen apostando por ellas, así como trabajando de manera ilusionada por la obtención de las preciadas Banderas Azules.
En los últimos años, la oferta de plazas de hotel en nuestra ciudad ha ido disminuyendo sistemáticamente (Hostal Cibeles, Hostal Rey de Oriente, Fernández, Delfín, etc.) y, como colofón, el aún reciente cierre del Hotel Fontana.
Por todo ello, cabe preguntarse cuál es la razón de que ninguna cadena hotelera se haya instalado en la ciudad o en su costa; ¿quizás por falta de atractivo? ¿o tal vez sea por el escaso interés que hemos demostrado hacia este tipo de oferta turística? Que alguien me lo explique, porque hoy en día no se entiende un destino turístico sin una variada y extensa oferta complementaria. Parece ser que en nuestra ciudad nos hemos olvidado de ella.
Tenemos la suerte de contar con uno de los mejores centros de desarrollo turístico de la Comunidad Valenciana: CdT, donde poder formar a los futuros profesionales del sector; pero, ante la incertidumbre a la hora de encontrar empleo porque no hay oferta a causa de la inexistencia de infraestructuras, no termina de despertar el interés que debiera y no se le está sacando el provecho para el que fue creado.
Pongámonos las pilas , señores; es hora de buscar soluciones y saber dónde estamos y en qué dirección debemos dirigir nuestros pasos, porque lo que está claro es que el remedio no pasa por seguir castigando al sector con elevadas tasas de ocupación de vía pública, subidas del IBI, basuras, etc., porque, a fin de cuentas, seguimos siendo, junto con el comercio, los dos pilares principales que sostienen la economía local.

1 comentario

  1. Me alegra comprobar que hay alguien que saca este tema,el señor Alcalde ni le importa ni le preocupa.Solo hay que ver a su concejal de Comercio,señor Arenas que lo unico que lleva adelante es el enlozado de un calle proxima a su restaurante en la Mata.Menudo «comepanes»,c omo dicen en mi Tierra.

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