Ser gordo o estar gordo, that’s the question

Professor  Steve O’Reilly

El tema del panículo adiposo o celulitis es demasiado común y consiste en que la manteca o lardo que ingerimos se adhiere a algunas partes de nuestro cuerpo, sobre todo los muslos, el vientre o los carrillos, del que resulta difícil deshacerse, pero los remedios sugeridos son tantos que parece más una panacea de compras de remedios que de medicinas reales. Sugieren, por ejemplo, que el «Green Tea» o té sin tostar ayuda a controlar la celulitis, pero da la impresión de que se trata de una bebida de tisanas algo más cara que el té normal, aunque no es fácil encontrarlo en los herbolarios no especializados.
Eso sí, aterrorizan las estadísticas sobre el aumento de la celulosis en los más pequeños: «Uno de cada cinco peques sufre sobrepeso u obesidad», dictan los pediatras europeos y los médicos de familia no se quedan cortos. Pero el problema se veía venir, a pesar de que las reglas populares del comer sano del Dr. Gregrorio Marañón (1887-1960) colgaban de los calendarios en las antiguas chimeneas económicas de antaño, de leña y carbón vegetal: «Es importante que se enseñe a los peques a comer en familia o en grupos homogéneos -introduciendo poco a poco nuevas recetas, con ensaladas y fruta presidiendo el centro de la mesa- y había que seguir escrupulosamente el horario de las cinco comidas diarias, tratando además de que los más pequeños aprendan lo antes posible a poner y a recoger la mesa y al menos una vez a la semana cocinar una receta toda la familia junta, y por supuesto tomarla con la tv apagada para acostumbrarles a reflexionar».
Pero, tras la observación de que algunas razas caninas no pueden controlar su apetito voraz e insaciable, por lo que hay que disciplinarlos para poder controlar su aumento de celulosis, a base de ejercicios físicos constantes; por eso un grupo de investigadores de varias universidades ha creado la unidad IMS, llegando a la conclusión de que el problema está en poder regular con la hormona leptin el deseo insaciable de la glotonería, junto con la técnica de quemar los sobrantes de la celulosis a base de ejercicios corporales. El profesor de bioquímica Steve O’Reilly, del Dublin University College, ya en 2013 logró, en conexión con el Departamento de Veterinary Medicine, controlar el instinto insaciable de uno de sus pacientes con sobrepeso proporcionándole dosis de la hormona «leptin», logrando así que pudiera escapar de la silla de ruedas y moverse con naturalidad.
Y esto nos lleva al tema clásico de siempre, que es lograr que funcionen coordinadamente el cuerpo y la mente, pero es curioso anotar que la mayoría de las lenguas europeas, incluido el «English language», aunque con la excepción del Euskera y el Español, no sean capaces de distinguir lingüísticamente la diferencia que hay entre «ser y estar gordos». Pero la Ciencia, la Lingüística y la Filosofía funcionan conjuntamente, por lo que el profesor O’Reilly, en su estudio «An appetite for Science», nos anima a superar el sobrepeso evitando el ingerir por ingerir, que en la filosofía del sentido común se traduciría como: «hay que comer para vivir y no vivir para comer».

HECHOS Y DICHOS
Una costumbre muy arraigada entre la gente obesa es comer frente a la televisión. Dr. Rigoberto León Sánchez.

FRASE INEFABLE
No es que esté gordo, es que mi yo se ha comido a mi circunstancia.

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