«Todo evento tiene su razón de ser» La historia según Nicolás Berdiaeff (1874-1948)

Como complemento a las conferencias en el Ateneo Miguel Hernández de 2013-2014 sobre «Las Formas de Gobierno a través de la Historia», llevadas a cabo por el Dr. Jon Oria, en colaboración con Antonio Lora Jiménez, vale la pena adentrarse en casos concretos que todavía tienen vigencia en nuestros días.
Nilolás Alexandrovich Berdiaeff es un buen guía para analizar el caso de la disolución de la Unión Soviética (1985-1991) y las consecuencias más actuales para países como su país natal, Ucrania. Él había nacido en Kiev en 1874, antigua capital y centro de la civilización eslava oriental, a orillas del río Dniéper, que consiguió independizarse de la URSS en 1991. Fue castigada por haber sido nido intelectual de pensadores rebeldes entre los que contaría Berdiaeff, condenado con otros 272 díscolos al ostracismo siberiano, aunque pudo emigrar a la Europa del oeste tras la eclosión de la segunda Guerra Mundial (1939-1945), instalándose primero en Berlín y finalmente en el París del existencialismo esencialista «de lo que se es en realidad» de Gabriel Marcel.
Su aportación al pensamiento filosófico no fue en la Historia de la Filosofía sino en la Filosofía de la Historia con sus análisis sobre «el Fin de nuestro Tiempo» (1933) y con su obra «El Sentido de la Historia» (1920), en que analiza que los eventos no son puras casualidades, sino consecuencias de lo real, y siempre irrepetibles, con la visión de que «el destino del hombre moderno está en la superación de lo objetivo, es decir de lo histórico», anunciando la necesidad de volver a la ética de los valores humanos que vuelven a estar en estado de crisis. Yo me refugié en la obra de Berdiaeff durante la composición de mi tesis sobre el humanismo en Navarra, para no perderme en lo eventual de los cambios del Renacimiento en Europa a través de sus fuentes históricas.

HECHOS Y DICHOS
En realidad hay sólo una verdad absoluta, a saber, que no hay verdad absoluta en sí.  Nicolás Berdiaeff

ANÓNIMO
Prefiero vivir un día en la Tierra que cien años en la Historia.

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