Sensacionalismo puro y duro

Suele ocurrir que determinados medios de comunicación de ámbito nacional, internacional e incluso local, se dediquen con agilidad y escaso salero informativo a escribir ríos de tinta basándose en el sensacionalismo más trasnochado y rancio que se haya podido ver. Ya digo que es muy habitual en los medios, en todos sus soportes. Que el diario El Mundo, en uno de sus suplementos, haya enarbolado la bandera del descrédito y de informaciones absolutamente surrealistas, aderezándolo con ese toque cuasi literario que el autor del reportaje ha querido «plumear» sobre nuestra ciudad, tan maltratada desde hace ya más de veinticinco años, corrobora el alma tan negra del diario en determinados asuntos. Venir a maldecir que Torrevieja es sexo mal entendido y ladrillo, y que esos dos males celestiales han derramado el aceite por todos los rincones de este país, es algo inaudito. A mí las casualidades no me gustan un pelo. Por un lado, el INE y sus estadísticas nos ponen en el disparadero (tal vez haya mucho de razón, y no hay por qué esconder la verdad aunque sea dura) con lo de la ciudad más pobre de España, y acto seguido, a la semana o así, un sesudo suplemento del diario citado para ponernos como hojica de perejil, con lecturas entre líneas de mafias rusas, coca, sexo, y nada de rock and roll, además del dichoso ladrillo, y queriendo dar a entender que somos una ciudad sin futuro, con unas imágenes nada creativas, por otra parte. Pues no sé, me parece cosa muy rara. Yo he sido bastante crítico con el devenir de mi ciudad, o de mi pueblo grande, pero que vengan de fuera a empozoñar aún más y con malas artes estílísticas nuestra pobre realidad, pues me toca un poco los huevos, y lo digo sin acritud y sin que me duelan prendas, oye. No somos más que otra ciudad de nuestras mismas características, y por supuesto menos que nadie. Por eso, cuando viene gente así, tan lista y tan resabia a escribir o hablar de nuestra realidad, lo mejor es mandarlos a tomar por retambufa. Y sin acritud. Salud y a seguir trabajando por arreglar una ciudad maltratada.

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