Nunca mais, gaviotas

El otro día anduve por la rueda de prensa del concejal de Habaneras, Domingo Soler, y digo que me lo paso bien en sus comparecencias públicas porque siempre ha tenido mucha retranca al decir las cosas que dice, pero que a veces las dice de manera enrevesada y tal y tal. Me produjo hilaridad cuando afirmó que ya se había limpiado el caballete de las Eras de la Sal y que nunca más volverían a ensuciarlo, por eso, gaviotas nunca mais. Y no entiendo por qué los periodistas en la sala mostraban un «rictus» serio, como enfadados por algo. No afirmo nada, fue una percepción. Pero siempre serán mejor ruedas de prensa de esas características que no informaciones como que el alcalde de Granada es detenido por la Guardia Civil y los ciudadanos granadinos incrementan con cinco mil votos más a su partido; o que Gran Bretaña se ha ido de la Unión Europea, como buenos piratas que son; o que Ignacio Gómez-Acebo fue cesado de TVE y lo recolocaron como portador de botellas de agua (aguador, que también es otra profesión muy cercana al periodismo televisivo) para los presentadores de un programa deportivo; o que el estereotipo ese de que el periodismo es pedir cuentas al poder, por ejemplo, saber cómo va el problema de la contrata de las basuras en nuestra ciudad, o la revisión del Plan General de Ordenación Urbana, o la problemática del alumbrado público, o los muchos «chapes» que nos cuestan los alquileres para dependencias municipales, o por qué están los presupuestos municipales sin aprobar, o un yo qué sé largo, pero que lo digo sin acritud. En fin, que después de las elecciones generales y su estrambótico resultado (respetándolo, claro), después del fracaso de la selección de España, después de encontrarme formidable a pesar de la polio sufrida de pequeño… Lo mejor es hacer las maleticas con la mujer y visitar, a ser posible, la casa-museo de Hristo Danov, primer editor de libros de Bulgaria, o el Teatro Romano del siglo II después de Cristo, descubieto en el año 1972 en la ciudad de Plovdiv. Suerte para todos mis lectores y que Dios nos pille confesados, porque gaviotas sigue habiendo por un tubo.

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