Sin gobierno y lo que te rondaré…

Faltan un par de horas para que Rajoy se presente en sede parlamentaria, y por la tele a los pocos súbditos interesados, para explicar lo que tiene pensado hacer para gobernarnos y gobernarnos bien.
Con descaro exigente tenemos, pues, en estos momentos, una presión mediática insólita hacia el Partido Socialista, para que facilite la investidura a aquel que le ha ganado holgadamente dos veces consecutivas. La última por dos millones y medio de votos, que se dice pronto, y nada menos que cincuenta y dos escaños de ventaja. Europa nos mira con estupor, ya que esto no sucedería en cualquier democracia consolidada.
Pero es que, desde que en julio del 2000, en vísperas de un Congreso importante en el que había de elegirse Secretario General, le llegó a los prebostes de la Federación Andaluza, por su numero de afiliados la más determinante, la consigna de no votar a Bono sino a un tal Rodríguez Zapatero, (¿quién es ése?, contestaron), nuestro Partido Socialista circula por la historia reciente en una derrota incierta y preocupante. Los cuatro muchachos que lo dirigen en estos momentos cruciales, engreídos de estar en posesión de la verdad absoluta, siguen al pie de la letra unas consignas, al parecer inconfesables, porque no nos quieren decir sin ambages que ansían como posesos la reforma -esa sí que sería dura- que nos llevara a «su» ansiado estado federal con su paz y bienestar instituidos para siempre. Estaremos solos la izquierda progresista, ¡yupi!, embridaremos a los chavistas venezolanos que se nos han infiltrado aquí pero que necesitamos como colaboradores necesarios, y perderemos de vista a esa derechota visceral, reaccionaria, conservadora y neoliberal tan dañina para nuestro país. Se quedan tan panchos, repitiendo como loros que su política no es la de Rajoy, de ahí su obcecación en el no, pero nadie les dice que es precisamente la que han elegido los electores. No la suya.
Han subsumido estos cuatro muchachos del discurso heredado y que ha quebrado nuestra convivencia labrada en la Transición a golpes de generosidad de todos, solamente la memoria falaz y el revanchismo. Mucho están tardando sus órganos rectores en pronunciarse haciendo los debates oportunos, porque España necesita de un partido socialdemócrata, de contrapeso y alternativa. Piensen por favor que es el único partido que en sus siglas argumenta servidumbre y, por tanto, lealtad, a la idea de España que ni molesta ni inquieta a nadie, como es natural. Es la nación de todos, del que ha nacido en Sanlúcar como del que ha nacido en Cangas de Onís. Del oriundo de Cullera como el de la histórica Trujillo. Y que si bien la historia de los pueblos se escribe con emociones sin cuento, pero también con sangre y con dolor, enséñenme una que no tenga esas terribles connotaciones. Con todo, pues, lo bueno y lo malo se forja tradición y leyenda… La Historia con mayúscula.
Además somos apéndice o avanzadilla de Europa. La que ha pasado por todo, la que nos ha dado mucho haciéndonos prosperar y sacándonos de nuestro aislamiento y retraso, pero que se encuentra en estos momentos en una terrible encrucijada con el terrorismo devastador y esa inmigración que pudiera llegar a ser insostenible… ¿Verdad que se necesita un gobierno… muchachos?

JortizrochE

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