Yihad contra todos

Tenemos mucha información, y más si quisiéramos, sobre esa terrible lacra que es en todo nuestro mundo global, como se dice ahora, el atentado terrorista. Creo será, a la larga, tremendamente dañino y letal para nuestra supervivencia. Al sacudirnos violentamente tanto en nuestra integridad física como en la anímica, mucho más importante, nos deja perplejos e incapaces hasta de pensar si el problema tiene solución.

Aquí hay una raya roja, más indestructible, eso sí, que las surgidas desgraciadamente desde hace poco tiempo en nuestro espacio político. Sí, en el nuestro de aldea, de nuestra España de ahora. Pero, siguiendo con el tema del terrorismo que me ocupa, hay perfectamente delimitadas las zonas a un lado y a otro de la raya. De un lado, el mundo musulmán, y, del otro, el resto de la humanidad. Del primer bando se nos dice -¿quién nos lo dice y por qué?- que los victimarios, asesinos al fin, sólo son una minoría que obraría por su cuenta, y que no representan a la teosofía coránica. Van en aumento las voces a este lado de la raya que echan de menos ya las manifestaciones y condenas de los otros musulmanes, que debieran sentir el oprobio natural de esos crímenes perpetrados en nombre de su Dios. ¿Para cuando aflorará ese sentimiento noble y solidario…? Los del segundo bando advierten ya de que, si al principio fueron víctimas preferentes, judíos (israelitas) y cristianos todos, que lo siguen siendo, ahora la «yihad» o guerra santa amplía su diana en mayor escala. También budistas, creyentes del dios Pan o del Fuego, por decir algo, ateos de oriente y occidente, europeos y norteamericanos mejor, africanos, blancos, negros y cobrizos, residentes en Manhattan o en El Cairo… Eso sí, echo de menos atentados en Irán y en Arabia saudí, regímenes oprobiosos -amigos de las grandes potencias occidentales, ¡oh!, gran paradoja- inmensamente ricos en petrodólares que pagamos nosotros los tontos-ricos del mundo, para que difundan esas sharias o como se llamen… y teocracias infinitas… Peligrosa situación, por tanto, porque el conjunto de movimientos integristas del Islam con diferencias teológicas importantes -Irán y Arabia citadas- no tiene reparo alguno para ponerse de acuerdo en su lucha global contra el no musulmán y, por tanto, infiel que merece la muerte. Termino viendo las fotografías de ayer de católicos y musulmanes rezando juntos en la parroquia de Normandía y me pregunto, no sin tristeza, si servirán para algo cuando el odio inunda los entresijos del alma humana. No es de extrañar, por tanto, que el Papa, y también sus otros dos antecesores, hayan querido ejercer magisterio y apostolado con ideas y discursos controvertidos para muchos, que proclaman la paz, la justicia y el perdón, y que se fundamentan, por supuesto, en el ejemplo del Enmanuel que se hizo Hombre para redimirnos.
Cierro estas letras con la noticia de la semana. La parroquia de San Roque, iglesia a reventar y más, recibió alborozada la visita de la Patrona de Torrevieja, la Virgen Inmaculada, en lo que se convirtió en una jornada de fraternal convivencia.

JortizrochE

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