El cielo abrió un postigo

El cielo abrió un postigo y aparecieron tus ojos, relucientes y brillantes, lo mismo que dos cuchillos. No se clavaron en  mi carne, penetraron en los míos, y la luna, de reojo, nos obsvervaba a su antojo. ¡Noche llena de ilusión, suspiros y sentimientos, que perfumaron el aire y estremecieron al viento! Mientras estaba en tus brazos, seguia pensando en el otro, en aquel amor lejano, ya tan distante en el tiempo, que a veces creo que sueño y otras pienso que fue cierto ¡Aquello sí que era un hombre cuajadito de ternuras: sus palabras, amapolas encendidas; sus manos, de terciopelo dorado; sus ojos, como luceros, miraban enamorados! ¡Jamás gocé tanta dicha, como el tiempo en que estuvimos entre postigos celestes, exhalando mil suspiros mientras besabas mi frente! Todo lo bueno se acaba y pronto sale la alegría de casa del pobre, que vuelve a una realidad llena de mentiras, traición y maldad; así, nos vemos vegetando un día, un mes, un año y mil más: los años nos hacen viejos, los hijos que viven lejos y los nietos mucho más. ¡Quién pudiera salvar el puente, a través de los años, y ser de nuevo esa chiquilla, que cruza la pasarela para cambiar su destino y que el tiempo la transporte a la época en que jugaba a canicas, escondite inglés o corre, corre que te pillo, sin dejar de lado sus estudios: trucar los días de su adolescencia, por una sonrisa y esas picardías propias de su edad. Presumir ante los chicos con esas charlas tontas e insustanciales, que exciten su admiración, para darles calabazas, mientras las madres, cual oráculos, dando consejos, haciendo recriminaciones, advertencias y ejemplos de casos vividos por otras jóvenes, mas, nadie escarmienta por cabeza ajena y a esa edad se es muy tozuda, porque empiezan a brotar en nuestro cerebro las precursoras ramas de la independencia. Un alma herida se conforma con poco, tan sólo rememorar, en la senectud, aquellos ojos brillantes, relucientes como cuchillos, que aparecieron ante ella cuando el cielo abrió un postigo. ¿Adónde se va el amor si un día le llega el olvido?

Kartaojal

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