La violencia en nuestro país es imparable

Estamos presenciando en los medios de comunicación visuales la cantidad de violencia que se está experimentando en nuestro país. Por ejemplo, esta semana pasada ha sido detenida una banda de menores que llevaban 142 delitos con violencia y sin tapujos en la ciudad de Murcia, en este caso sin asesinatos, que se sepa.
Por otra parte, en el País Vasco, la violencia de los jóvenes es horrible, pues han llegado a asesinar a un antiguo jugador del Atlétic para robarle todo lo que llevaba encima el pobre hombre, pasando posteriormente a otro asesinato de una pareja de ancianos, en su propia casa, para robarles todo lo que tenían en su modesto piso. Esto en el siglo XXI es inconcebible,
dada la preparación de nuestras fuerzas del orden. Lo más lamentable de esto es que se trata de adolescentes entre 13 y 14 años, los que, bajo la impunidad por ser menores, les está abriendo el camino de la delincuencia sin ningún temor o remordimientos, ya que no los tienen, dada la educación que han recibido.
Se trata de jóvenes que, en la mayoría, sus padres están encerrados en cárceles, pero, aunque no lo estuvieran, da lo mismo, porque no se preocupan de la educación de sus hijos para nada. De ahí vienen las familias desestructuradas y la inmunidad, como antes comentábamos por ser de corta edad dichos delincuentes. Muchos de ellos son ingresados en colegios sociales para tratar de que reincidan y se eduquen en una profesión o medios de trabajo, ya que ésta es otra consecuencia de este tipo de violencia. Recientemente, uno de estos muchachos, esclavizado en Internet, le dio una paliza a su madre porque se le fue la línea del mismo y su madre no podía reparárselo al momento; en otro caso, un muchacho de 13 años apuñala a su hermano mayor por discutir algo sin importancia o una tontería como muchas veces ocurre entre miembros de una familia.
En el País Vasco, esta violencia está creciendo de forma alarmante, pues existen varios en los que las personas que viven en ellos no pueden salir a la calle si riesgo de ser atacados, robados e incluso matados.
La otra noche en la Primera Cadena de Televisión Española fue invitado a una tertulia D. Carles Feisa, Premio Honoris Causa en antropología. Este sr. nos condujo, a través de sus sabias palabras, a los motivos porque la juventud está actuando en estas peligrosas actitudes, indicando lo que ya hemos venido diciendo en nuestros artículos, que el problema es el de la educación social y el civismo en el que estamos sumergidos.
Hace aproximadamente tres meses, dando una vuelta por la Valencia antigua después de resolver nuestros asuntos, en una de sus plazas, dos muchachas jóvenes y en edad de estar en el colegio avasallaron a una señora mayor, con todo descaro, para quitarle el bolso: Ante nuestra intervención, aquellas jóvenes nos insultaron, se nos encararon sin ningún tipo de recato o miedo, ante dos hombres mayores que, por no tocarlas y pegarles, nos tuvimos que dirigir a un agente de la policía, que, aunque estaba viendo lo que pasaba en actitud pasiva, nos dijo: «no les hagan Vds. caso y sigan su camino, pues si ahora las detengo, en diez sminutos están otra vez en la calle haciendo de las suyas».
El profesor Feisa, al que antes hemos mencionado, nos indica que actualmente existen hoy más delincuentes entre los jóvenes que en los mayores y que esto es un problema social por abandono de los partidos políticos sobre esta clase de muchachos. Los partidos no conservadores que se creen que «el progresismo» es esto que estamos viendo en nuestro país actualmente y que el verdadero progreso sería todo lo contrario, o sea, que todos los jóvenes tuviesen las mismas oportunidades para el estudio de profesiones u oficios. Estamos contemplando que el 30% de los parados son jóvenes que todavía no han tenido su primer empleo, por lo que no están adaptados a la disciplina de unos horarios y responsabilidades de un puesto de trabajo, por eso, he dicho en algún artículo que sería una medida acertada el volver a establecer el Servicio Militar para ambos sexos. Francia ya se nos ha adelantado para establecerlo, pues, en él, los jóvenes aprenden disciplina y obediencia y tienen la oportunidad de quedarse en el mismo o aprender un buen oficio para encontrar pronto trabajo. Esto parece una tontería, pero sería una medida para que todos estos jóvenes no estén en las calles fumando y tomando droga y delinquiendo para poderla conseguir. Hoy en día existen algunos padres que están atemorizados por la actitud de sus hijos, que no tienen reparo alguno en maltratarlos porque no les pueden dar más dinero e incluso matándolos como hasta ahora viene ocurriendo en algunos casos, pero que el hecho avanza rápidamente entre dichos jóvenes, lamentablemente.

Carlos García

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