Para su señoría D. Joaquín Albaladejo

Señoría: Puedo llegar a entender su frustración por algo totalmente inesperado, como es el triunfo de la moción de censura, algo que le ha pillado con el pie cambiado. Pero lo que no puedo entender y tolerar es la utilización del lenguaje que su señoría utiliza para descalificar a todo lo que se mueve en la arena política.
Su señoría se olvida del proverbio anglosajón que dice que «cuando señalas a alguien con tu dedo índice, hay tres dedos que te señalan a ti».
El primer dedo que le señala a su señoría, es cuando no analiza por qué ha ocurrido lo que ha ocurrido. Ha ocurrido lo que su señoría elude plasmar en su artículo, una organización que ha sido condenada por corrupta y lo que le queda todavía.
El segundo dedo que le señala es que nunca levantó su voz para denunciar a un alcalde condenado por corrupción y con el que coincidió en la corporación. Su señoría no demuestra ninguna credibilidad.
Y el tercer dedo señalatorio es que utiliza los fantasmas del pasado para justificar sus escasos méritos de político mediocre. Renueve sus mensajes y sobre todo a su formación política, pues los que generaron los problemas nunca pueden ser parte de la solución. Tenga cuidado con el arma más peligrosa del ser humano, que es la lengua.
Y una última sugerencia: sea un poquito más humilde y genere menos veneno, porque se puede llegar a envenenar. Haga un poco más de autocrítica, que sus potenciales votantes se lo agradecerán. En política no todo vale y a su formación política le ha dejado de valer.
Es de agradecer tener una publicación tan plural donde podamos expresar nuestras ideas. Muchas gracias por ello.

Lupicinio Rodríguez Gómez

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