Cataluña manda en España

Me suele venir bien, para reflexionar en algo, o mejor pensar en todo, los frecuentes viajes que hago alrededor de mi cuarto. Elogio con la metáfora, creo, una famosa obra teatral, de años ha, de la que fue autor o actor Fernando Fernán Gómez. Solo la «infinidad» de mis lectores mayores de 80 años se podrán acordar. O rectificarme si Fernando no tuvo nada que ver con ella, porque no será menoscabo para mí estar equivocado en autorías y que alguien me lo advirtiera. Pero esta mañana me he salido de mi cuarto y el viaje físico, ya lo creo, se ha ido estirando unas decenas de kilómetros hasta llegar a «Murcia, qué hermosa eres». Viaje necesario, aunque hecho no sin cierto temor por la advertencia médica sobre la improcedencia de someterme a temperaturas extremas. Esta mañana han sido buenas, con sus 30 grados solamente, y he estado además poco tiempo expuesto. Pronto resuelto el asunto, y vuelta de estampida a Torrevieja para llegar con ganas a mi cuarto, aunque con necesidad de un buen rato de reposo. La anécdota: que mi interlocutor, a quien he ido a ver y que no conocía, me ha dicho en el mutuo saludo de presentación que el despacho lo tiene en Primo de Rivera, pegadito a la Plaza Circular. Ha sido un «puntazo» en la sien pero por dentro, que no he olvidado…
Y ahora que ya en casa escribo, pienso si la calle estará dedicada al padre o al hijo. El padre, General, al que le mandaron los políticos de la época «regentar» lo que se denominó después y para siempre la Dictablanda, pero que apaciguó a Cataluña e hizo muchas carreteras, o al hijo, juzgado y fusilado alevosamente en Alicante sin «haber hecho nada». Sólo se defendió de palabra, lo mismo que Torra ataca de palabra… Lástima que Carmen Calvo no hubiera pasado por allí… ¡Y mira por dónde, cómo el hombre de Murcia me ha hecho meterme en política, que no quería!
Las dos últimas veces que escribí me fueron más propicias. En la primera hablé de la moción terremoto presentada por ese señor enamorado de España que se llama Sánchez y que sólo sería para echar a mi remiso sr. Rajoy y convocar elecciones inmediatas. Aunque parece ser que las demorará para que los españoles visiten las dependencias de la Moncloa -es patrimonio nacional- y también para mover los huesos del General Franco Bahamonde en procesión de un lado para otro, aunque una gran mayoría de españoles no sepan mucho de su biografía. Sánchez pide lealtad a la oposición, mira por dónde, y hace unos momentos, Torra no ha asistido a la reunión de política fiscal y financiera de las autonomías. ¡Qué cosas, señor! Yo no sabía que un refrán marinero dice que no hay viento favorable si no sabes a dónde vas. Se presentó un día no hace tanto con una bandera de España gigantesca que ocupaba casi todo el escenario y ahora la quita de su residencia oficial si el personaje que lo visita es un golpista independentista y supremacista… que le cabe todo.
Los nicaragüenses llevan cinco meses de protestas contra su dictadorzuelo particular bolivariano marxista. Maduro quitando 5 ceros de sus billetes (¿Monedero o ZP tendrán algo que ver?), mientras que sus amados compatriotas se salen de su país a borbotones… ¡Qué cosas, señor!

JortizrochE

1 comentario

  1. Excelente escrito, el hecho evidente Gobierna el PSOE de Sánchez, pero mandan los catalanes separatistas y cobran los separatistas PNV, un dislate que debería hacernos reflexionar. En España da la impresión el estado se enfrenta a Nación, no deberíamos obviar es esta última (La Nación) el sujeto primario constituyente.

    Salú2.

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