No somos iguales

Javier Manzanares Solivelles
Secretario General PSPV-PSOE Torrevieja

Cuando en las noticias empezó a hablarse del máster de la ex Ministra de Sanidad Carmen Montón, yo, un iluso ciudadano, esperaba la presión agobiante de la oposición para que aclarase las dudas que los periodistas remarcaban con inusual vehemencia.
Pero para mi sorpresa la presión fue nuestra y de toda la izquierda; el mayor partido de la oposición permaneció callado, y la ministra – ahora ex ministra – hizo lo que debía por compromiso y transparencia: renunciar.
Está claro que las situaciones son totalmente diferentes. Una jueza afirma sobre el diputado Casado que ha quedado «indiciariamente acreditado» que este máster se usaba “como regalo o prebenda” a estudiantes que gozaban de una posición relevante en el ámbito político, institucional o que mantenían vínculos estrechos de amistad y de carácter profesional”. También sabemos que debió ir a clases presenciales y no fue. Su trabajo final de máster (TFM) no fue riguroso al no citar información de otros estudios relevantes, pero tal TFM existe. Se aprecian claramente las diferencias sobre ambos casos y también las diferencias sobre cómo actuaron personalmente frente a las acusaciones.
El antiguo presidente del PP se tuvo que ir por un caso de corrupción que afectó a todo su partido. Y parecen no aprender: el actual está ahora investigado o imputado con su caso en manos del Supremo.
Somos distintos, y lo cierto es que la actuación ante indicios de corrupción nos diferencia moral y éticamente por más que usen el «y tú más».
En Torrevieja hemos comprobado que el portavoz del PP está imputado, o como se dice actualmente «investigado», desde hace bastante tiempo y a sus votantes eso les trae sin cuidado.
Hasta cuando siendo Eduardo Dolón alcalde de Torrevieja se permitió a Albaladejo dilatar la devolución del dinero público al recurrir ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) la sentencia del juzgado de Elche. Este recurso aún pendiente de resolución se ha justificado diciéndose legal, pero a los ojos de los mortales de pensamiento crítico goza de dudosa moralidad.
Visto lo acontecido, el PP ha cambiado para que nada cambie; asumir responsabilidades no es lo suyo. Pero sí lo es el discurso grandilocuente y las promesas vanas. El PSOE, en cambio, siempre está dispuesto a hacer autocrítica y hacerse cargo de sus aciertos a la vez que de sus errores.
Quien afirme que somos iguales tiene una visión partidista y poco profunda de lo moral y éticamente aceptable. Líderes como Albert Rivera de Ciudadanos deberían revisar sus pautas morales y dejar de cambiar el discurso según sopla el viento. Al final, la hemeroteca es implacable.

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