Las cosas del dinero

Sí, estas cosas siempre suelen traer problemas, follones, malentendidos, y para gustos los colores. Pero es una evidencia que en relación con el dinero público, es decir, los Presupuestos Municipales, cuando salga elegida la nueva corporación en los próximos comicios, se encontrará con un Ayuntamiento saneado, muy saneado, perfecto para encarar novedosos proyectos para el futuro de la ciudad, si es que realmente esta ciudad tiene futuro a medio o largo plazo. Ya se verá. Pero bien está lo que bien acaba, como, por ejemplo, el traslado de servicios tan importantes como el Registro General del Ayuntamiento, y los departamentos de Censo, Estadística e Informática a las nuevas dependencias, que todo parece indicar que no van a estar mal, y que va a suponer un ahorro importantísimo de dinero para las arcas públicas. Ahora sólo queda el traslado efectivo del Archivo Municipal, que es otra pasta, pero por culpa del demonio emplumado el Ayuntamiento carece de un espacio público para poder realizar ese traslado. Con tanto suelo público o patrimonio que decían que teníamos a través de las cesiones obligatorias producidas por el Plan General de Torrevieja… Todo agua de borrajas. Bueno, pero queda el viejo Ayuntamiento, que ahí está triste e imperturbable. A ver si alguien con ilusión lo coge, lo rehabilita y le da una función pública. Esperando está, desde luego.
Ahora que el Tribunal de Cuentas le ha dado un tirón de orejas fuerte a la Diputación provincial por el hecho de repartir subvenciones sin criterios objetivos (aunque a nosotros nos echa un cable en el Certamen de Habaneras y ahora en arreglar todo el Paseo de Punta Margalla -con aportación económica del Ayuntamiento-), tenemos la posibilidad de solicitar ayuda (también a la Generalitat y acudir a fondos europeos) para dicha rehabilitación y otros proyectos que andan sueltos por ahí, por los cajones del Consistorio. Y demostraremos que sirven para algo las Diputaciones… O que las cierren.
En cuanto al ambicioso proyecto del Mirador del Alto de la Casilla, que era un pelotazo de los de antes en varias fases, pues… Mejor que sirva de secadero de algas hasta que se idee algo mejor que no una escombrera muerta de risa en honor a las plantas salvajes y lagartijas comunes. Vamos, digo yo, que con este pensamiento os dejo, amadísimos lectores, jolín, y lectoras.

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