Puede parecer, algunas veces, que todos se nos vuelven en contra y no sabemos bien por qué. Esto es lo que deben de estar pensando actualmente los habitantes del vecino pueblo de Torremendo, que hicieron famoso aquel eslogan: «Torremendo no se rinde».
Y es que debe de ser muy duro que, tras quince largos años de lucha continua, en todos los campos posibles, con todos los medios a su alcance: tanto en el juzgado, como en la calle, con manifestaciones o haciendo guardias de día y de noche en el lugar elegido, con frío, calor o lluvia, para que no les colocasen un vertedero, que ellos pensaban que era ilegal y que sería el final de su pueblo; ahora, después de conseguir que la justicia les diera la razón y no lo autorizase, vienen otros políticos de más altas instancias y les colocan otro, pero encima mucho mayor.
De momento, se sienten, como es natural, frustrados, desanimados, desprotegidos y maltratados, por unos políticos que, tras ponerles bonitas sonrisas y prometerles muchos beneficios posteriores, lo cierto es que les van a traer una enorme planta de compostaje, sin los últimos avances, según se ha comentado también, y que posiblemente dará servicio a toda la Comunidad, a sólo dos kilómetros, que esas cosas no van por carretera, ni saben de curvas.
Actualmente ya no creen las promesas, pero siguen adelante defendiendo a su pueblo contra esa ubicación, que ellos consideran inadecuada, porque, según alegan, había otra mejor, pero sospechan de «intereses ocultos» que hayan determinado lo que ellos califican como «su destrucción».
Ni las múltiples promesas de una alcaldesa, a la que es cierto que votaron, cuando ya muchos aseguraban que si era ella la elegida habría vertedero en Torremendo, ni todos los beneficios que ahora les está asegurando que les concederán, les hacen confiar en estos momentos.
Es como la lucha de un pequeño David, que llegó a sentir la satisfacción de vencer a Goliat, pero al que le ha surgido otro monstruo más poderoso, que, según afirman, les aplastará; por eso ellos no se rinden y piensan seguir adelante.
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