Su dicotomía está sólo en la mente.
Miguel de Unamuno.
Ya desde que a partir del intuicionismo de Schopenhauer y Wagner se decretara la sublimación de la música sobre la filosofía, el lema renacentista de que «El arte es filosofía y la filosofía es arte» divide las opiniones de los profesionales, incluso ahora en que hay hasta artefactos, artilugios, artimañas, y en que se defiende acaloradamente que el fútbol también es arte sin que levante ampollas entre los expertos.
Los que más coinciden son los artistas, a la par de los pensadores tal cual Diógenes el Cínico, pero queda poco margen para la reflexión, por más que sea lo único que compartimos todos. «El pensamiento de un ser humano es, ante todo, su nostalgia de sentir y saber, si bien cuenta ya para poco», dirá Albert Camus. Y Jean Cocteau anunciaba que el arte precederá inevitablemente siempre a la filosofía: «Habrá que experimentar antes de comprender», escribió el pensador y artista galo. En el Oriente, el sentimiento se adelanta inevitablemente a la razón con la que finalmente se identificará. Los razonamientos de Confucio, por otra parte, nos alertan de que, «por muy lejos que nos lleve la cabeza, ésta no irá nunca más lejos que el corazón».
Vale la pena referirse a entradas de Internet sobre el pensador vasco Miguel de Unamuno (1864-1936) sobre la convergencia de nuestras sensaciones, que podrían resumirse en: «Cuando se es pequeño se piensa y se siente al unísono, aunque si se deja de hacerlo es porque uno se cree mayor», que Azorín explicará como «cuando la sensibilidad levante barreras para que no pueda salvarlas la inteligencia, serán las ideas las que muevan el mundo», si bien «no antes de que se transformen de nuevo en puros sentimientos», según Gustave le Bon.
Seguimos desde antiguo la dicotomía entre lo analizable del pensamiento y lo imprevisible de la intuición, pero estas divergencias convergen en la unidad de la experiencia y de la vida, que no escapan a la validez de todo este análisis. En cualquier caso, cuando el arte desafíe las categorías del pensamiento, bien podría ser el detonante de nuestra conciencia al no poder interpretar lo que revela, dando margen al papel que deberá retomar la inteligencia. «Todo lo razonable», dirá el estratega ateniense Temístocles, «ha sido ya pensado y sólo nos queda volver a sentirlo una vez más».
HECHOS Y DICHOS
El pensamiento siente y el sentimiento piensa. Miguel de Unamuno
PROVERBIO COMÚN A MUCHOS IDIOMAS
Sobra la multitud de palabras para expresar pensamientos o sentimientos profundos.
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