Optimismo-pesimismo-realismo en la vida

François Truffaut (1932-1984)

¿No nos ocurre a todos tener diversas rachas de humor con frecuencia contradictorias, teniendo que pasar de desconciertos a sensaciones de alivio hasta que nos tranquiliza el sentido común que hemos aprendido a base de golpes en la vida? Es siempre una lección difícil pero necesaria, que nos ayudará a llegar a un acuerdo con nosotros mismos, ya en sí un buen comienzo para alcanzar la sabiduría.
Las películas francesas de la «Nouvelle vague» pertenecen a una época que siguió a los años del desasosiego tras un periodo convulsivo de guerras y de odios, a los que siguiera una época de reflexión sobre lo que significa estar vivo y que se podría definir como «realidad en lo real». Se notó más que nada en las artes creativas mientras se iba normalizando la vida y ha sido gracias a la A.C.V.O.S. (Asociación de Cine en Versión Original Subtitulada) que hayamos podido contemplar varias de aquellas obras maestras de finales de los 50 de directores como Truffaut, pues iniciaron una nueva manera de contar las cosas por medio de imágenes, sin faltar al espíritu crítico, viendo el lado mejor en lo peor, y resultó una especie de superación al poder contemplar el lado más positivo de algunos eventos.
Desde el punto de vista de la evolución del pensamiento filosófico, parece claro que fuera Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) quien intentara coordinar las enseñanzas tradicionales con el avance de la ciencia que las ponía en tela de juicio. Según él, la idea de que «vivimos en el mejor de los mundos posibles» rebatió un pesimismo incipiente que recrudecía los problemas en lugar de ofrecer soluciones satisfactorias. La respuesta de Voltaire, años más tarde, no se hizo esperar, con un tratado sobre «Candide», una sátira que todavía permanece vigente para quienes no ven una salida racional al problema mismo del ser humano en relación con su entorno.
Parece, pues, cierto que un optimista cree más lo que decimos que un pesimista, que tan sólo se considera a sí mismo, o, como diría Chesterton, el primero te contempla los ojos cuando le hablas, mientras que el segundo se divierte observándote los pies, lo que explicaba el maestro del realismo británico Windsor Churchil al aseverar que «si un optimista no desperdicia una posible ocasión de ver la luz en lo calamitoso, el pesimista tan sólo descubre desastres».

HECHOS Y DICHOS:
Un pesimista es tan sólo un optimista con experiencia.  François Truffaut

OBSERVACIÓN ANÓNIMA
Optimista es, por ejemplo, quien pretenda resolver un atasco de tráfico sonando el claxón.

1 comentario

  1. El optimista puede pecar de ingenuo
    El pesimista es alguien que se cansò de ser optimista.
    El realista vive los tiempos reales. Ese soy
    a quien ya no se le puede hacer comer vidrios

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*


*