Césares, pactos y poderes

Escribe M.C. en «Cartas a la directora», con retranca y baturrillo, unas reflexiones que culminan con el párrafo del César: «Va para la Iglesia». Perplejo al no entender lo que pinta la Iglesia al final del discurso, le explico lo del César, puesto que, a pesar de la distancia en el tiempo, esa enseñanza de Cristo, como todas las suyas, nos aprovecha para hacernos hombres maduros y de buena ley (otra cosa es que lo consigamos, pero ésa es la cuestión). Espero que se acuerde de los Evangelios. Así pues, esa Iglesia,  la Católica, a la que espero se refiera, en la que a lo mejor también está bautizado y que es nombrada expresamente en nuestra Constitución por mayoritaria en España desde siglos, no ha dicho nunca, ni lo dirá, que no se paguen los impuestos al Estado, que no al Gobierno de turno; obviedad que no merece comentario. Y porque, además, para no ponernos tensos ni solemnes, viene a mis recuerdos de hace muchos años lo que le oí decir a un huertano de blusa, con acierto casi entrañable: «Desengáñate Perico que sólo hay dos “verdás” en el mundo: que nos tenemos que morir y que tenemos que pagar la contribución». Estábamos entonces en la cola de una ventanilla en la Delegación de Hacienda. Ahora hacemos las colas en los bancos y las cajas y… la oficina de Correos.  Pero, dejando la broma, estimado M.C., el Señor de la Iglesia, Jesús, el Cristo, y después sus apóstoles, denunciaron hasta la «intemerata» cuando creyeron transgredidas la justicia y la moral. La moral sobre todo. Y ahora y aquí, a la Iglesia no puede negársele su derecho a pronunciarse sobre cuestiones que afectan a los valores humanos, y si tiene que decírselo al César se lo dirá al César, porque hay cosas que no son del César… Estará siempre en contra del aborto y de la ley que tenemos, permisiva de añagazas y falsedad documental para enriquecer a cuantas clínicas y doctores Morines existan sueltos por ahí hasta convertirse en carniceros… Estará siempre en contra de las muertes dulces de los doctores Monteses que también pululan por el ancho mundo (leo hace un par de horas que la eutanasia implantada en Holanda es fuente de abusos que me resisto a transcribir. Jubilados holandeses emigran a Alemania, temerosos de ser hospitalizados). Y no estará de acuerdo con ciertos experimentos con embriones humanos ante los posibles fallos en el control de los mismos desde el punto de vista deontológico. Y estará en contra del «adoctrinamiento» de las niñas y niños por parte del Gobierno de turno que no del Estado. Sonríase con Mingote y sus nietos, que tienen la ventaja sobre otros nietos de aquí, de esta España de mi presidente (porque también es el mío claro) de estudiar español en una colegio español en… ¡Inglaterra! Va por el «grupo catalán» que anunció nuestro flamante presidente del Congreso para congraciarse con ellos, supongo…
¡En cuántas cosas estoy de acuerdo con Vd.! ¡Y en cuantas cosas no…! ¡Así, un montón!
Lo de pactos y poderes no me cabe. Para después…

JortizrochE

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