¡Te admiro… Terele Pávez! 1ª Parte

Hace unos días, vimos en TVE a Terele Pávez sentada en el suelo junto a Manolito, uno de los muchos indigentes que pululan por las calles de Madrid: luego, cansada, se echó a dormir sobre cartones. ¡Feliz ella! Si la gente que tenemos el alma bohemia fuésemos libres y actuáramos de acuerdo a nuestras ideas, haríamos lo mismo, vivir a nuestro aire, sin rendir cuentas a nadie, libres como los pájaros. Pero en una sociedad de consumo y cotilleo se han de guardar las composturas y sacrificar los ideales en pos de las normas, obtusas, absurdas que nos cortan rápidamente las alas y coartan el individualismo. Lo que parece paradójico es que una actriz de esa talla, que ha interpretado papeles maravillosos como el de Régula en «Los Santos Inocentes», Pura en «Cuéntame» o Samaruca en «Cañas y Barro» de Blasco Ibáñez… se viera en el arroyo arruinada. Sus hermanas, la reconocida Emma Penella o Eliza Ramírez, que incluso trabajó a las órdenes de Eliz Kazán, junto a Natalie Wood, son una saga de artistas como la copa de un pino. Cuentan que su padre, Ramón Ruiz Alonso, conspiró para el asesinato de García Lorca, cosa que no tiene nada que ver con el arte de las hijas, y no se va a estar pagando toda la vida la culpa de los padres, hasta la 5ª generación. La gente se ha echado las manos a la cabeza ante esas imágenes; en cambio, se cruzan cada día con miles de personas en esa situación, sin fijarse en ellos ni tenderles la mano. ¿Acaso los mendigos no son humanos? ¿Nos paramos a hablar con los indigentes o nos interesamos en saber cómo han llegado a esa declinación? Hay hombres con hijos, esposa, casa y trabajo que, a veces, por los malos tratos o denuncias falsas, se quedan en la calle con una mano delante y otra detrás, siendo despojados de todos sus bienes y… lo más doloroso, ¡sin poder ver a sus hijos!

Continuará…

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