Lord Byron
Aparentemente, ninguna definición de nuestra dicha es lo bastante amplia como para cubrir todos los momentos en que nos sentimos felices, pero ocurriría lo mismo si examináramos nuestros infortunios. Pero nos confortará algún tanto la idea de Aristóteles de que «se aumentará nuestra felicidad cuando nos bastemos a nosotros mismos y podamos compartirla con los demás».
A algunos, como George Noel Gordon (1788-1824), de la alta nobleza británica, comúnmente conocido como Lord Byron, les encantaba escribir y viajar, por lo que le llamaron el «poeta errante», aunque se rebelaba contra todo lo establecido y sus excentricidades le acarrearon el exilio, haciéndole creer que la felicidad se le desvanecía según se iba acercando a ella. Sus sentimientos se despliegan en poemas que semejan las «ausencias» que todos presentimos y que resuenan en su lírica como ecos de nosotros mismos. Por eso, Gregorio Marañón prefería hablar de bienestar más bien que de felicidad, como si ésta fuera tan sólo un señuelo.
Pero la dicha se puede compartir y es entonces cuando comienza a tener sentido. Miguel Hernández parece marcar esta cara de la moneda humana, aquella que pretendemos ocultar, por lo que la lectura de sus poemas nos ayudará a interiorizarnos a pesar de que muchos de sus poemas sean descripciones penosas, aunque siempre atisbemos un rayo de luz con el que logramos identificarnos. Sólo puede ser feliz el que lo logra por medio de simples experiencias, había enseñado Confucio, maestro de la transformación que podemos dar a lo que nos rodea y al poder de adaptación que tenemos para formar parte del proceso de la Vida por medio de la reflexión.
Son célebres los dichos del maestro Lucio Anneo Séneca sobre cómo ser felices: «Todos esperamos serlo pero sin saber en qué consiste, pero si resulta difícil conseguirlo es porque no nos atrevemos a intentarlo», según aquello de que: «Se es infeliz no por faltarnos algo, sino por desear demasiadas cosas». Pero los principios morales del pensador cordobés se merecen una crónica aparte, pues nos ayudarán a reflexionar sobre nuestras experiencias, que él explicaba estoicamente como: «a veces, la mejor razón para no llorar es la dificultad de gemir al ver el comportamiento de muchos de nuestros semejantes».
HECHOS Y DICHOS
Siempre se interpone algo entre nosotros y lo que creemos que es nuestra felicidad. Lord Byron
PROVERBIO AFRICANO
Viaja por todo el mundo en busca de la felicidad para encontrarla en el dintel mismo de la puerta de tu morada.
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