Pequeña gran familia

El domingo pasado hicimos bueno el lema del actual Plan de Pastoral de la Diócesis, que no es otro que extender y promover incesantemente la idea de hacer de la comunidad una gran familia y que se mueva evidentemente hacia sus claros objetivos. Que funcione como tal y cumpla a rajatabla lo decidido en los Consejos.
Ha sido, como digo, en domingo, y en la casa de campo adquirida recientemente por la Parroquia para toda clase de convivencias. Estaban todos, y no me resisto a enumerarlos, aunque corra el riesgo de omitir alguno.
Catequistas y sus coordinadoras -iniciación cristiana, post-comunión o perseverancia, confirmación y para adultos, Prebautismales, Prematrimoniales, etc.-, Hijos de la Inmaculada, Junta Mayor de Cofradías, Liturgia, Cáritas, Manos Unidas, Virgen de Lourdes y… falta alguien. ¡Madre mía, si se me llegan a olvidar las campeonas en asistencia! El grupo de Viudas Cristianas, del que estamos orgullosos por su «ora et labora», su tejemaneje sin parar.
Nos faltó la prensa, la radio y la TV, pero porque no se lo dijimos a Reyes.
Disfrutamos con fuerza durante unas horas de confraternización y camaradería que no se olvidarán durante mucho tiempo. Sendas mesas redondas de debate, y puesta a punto al final de las conclusiones, porque se trataron los temas que deben importarnos. Aunque se coincidió en la necesidad de adaptarse a las nuevas situaciones, porque la familia cambiante de hoy dicen que es un lío, pues las hay reconstituidas, que repiten, gays, divorciadas con hijos, monoparentales, etc., etc. Nosotros, los tontos del sistema, que somos los católicos, apostamos por la tradicional, que es la de siempre: Padre, madre y chiquitos, abuelos, ¡cómo no!, tíos, primos y demás; aunque el feminismo radical -no el sano feminismo-, en vez de enjuiciar carencias u aciertos del varón en la paternidad, lo ridiculice, anatemice y termine olvidándolo. Pues no. Que, cada vez más, se ven jóvenes matrimonios asumiendo plenamente su papel compartido. La presencia del padre en la educación desde pequeños es imprescindible para las emociones naturales a las que deben entregarse a la madre y al padre, al padre y a la madre, y que les llevarán a todos a la autoestima. Ministerio de la Familia ya.
Y al final compartir.
La Eucaristía, en el amplísimo salón de la casa de campo, sin escaleras ni ambones alrededor de la Mesa. Y Don Antonio, que esta vez lo tuvo fácil. Porque tocaba construir casas desde la prudencia o la necedad… (esto vale también para hoy). Unos sobre roca viva y otros sobre arena… Lo demás ya lo sabéis. Mateo 7, 21-27.
Las empanadillas y las ensaladas con alguna tortilla, amén de combinados de jamón y queso, se «enjugaron» con los dulces y vino de La Mata, y otros sitios… Y hasta pronto.

JortizrochE

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