Se está poniendo de moda la mala educación de las grandes modelos y artistas (o al menos es lo que ellas creen). Un claro ejemplo es el de Naomi Campbell y sus continuas agresiones al personal que trabaja en su casa, los destrozos en los hoteles donde se aloja e incluso el desacato, insultos y malos modos para la Policía. Aquí en España, la «matona», presuntamente, es Ana Obregón (alias «Antoñita la fantástica»), que, según cuentan, quería contratar a la banda de los Miami para propinar una paliza a Jaime Cantizano. Pero, ¿hasta qué punto es capaz de llegar esa mujer con tal de hacer el ridículo? Sonados son sus escarceos amorosos: el rosario de novios que han desfilado por su alcoba (los típicos «yogurines») a los que hace famosos y luego le dan la patada de Charlot, o la felación a Micky Molina, cuando fue sorprendida en el interior del coche. Ahora se extraña y se deja llevar por la ira ante lo que parece una broma: mostrar a su hijo en paños menores, siendo ella la primera que lo fotografió de esa guisa. Además, si lo lleva en los genes, actuaría como en su día lo hizo su padre, el Conde Lecquio, mostrando en una famosa revista los genitales. Como esas cosas no son más que cotilleos, pasemos a algo serio: el cartel de Olvido Gara (Alaska) desnuda para llamar la atención sobre la Fiesta Brava. Me parece maravillosa la idea, ya que esa crueldad debería estar abolida, pues aunque los taurómacos dicen que el animal no sufre, lo cierto es que berrea y lucha defendiéndose. ¡Es deplorable que la gente, para divertirse, lo haga a costa del sufrimiento de un bicho! Más edificante es la recogida de firmas por parte de la familia Cortés para endurecer las penas a los pederastas. Públicamente, otorgo mi voto y yo diría que el de toda Torrevieja.
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