La desalación es agua para todos

Éste es el lema del PP: «Agua para todos», como si el resto de los españoles no deseáramos este lema, naturalmente, pero buscando las soluciones más idóneas, rentables, eficientes y, sobre todo, pensando en una realidad irrefutable: que España, y más concretamente el Arco Mediterráneo, está pasando por una gran sequía. El agua dulce disponible en el mundo es el 1%  del total, por lo que el 99% restante es salada; por tanto, empleemos el recurso inagotable, el mar. Sería una irresponsabilidad política y, sobre todo, económica, hacer una inversión de tal envergadura si al cabo de unos años no pudiéramos trasvasar el agua que se necesita; caso del trasvase Tajo-Segura. El trasvase del Ebro iba a suponer, debido a la complicada orografía del trazado, la necesidad de impulsar agua a más de 1.000 metros de altura para que llegase a Almería, con los consiguientes gastos de operación y mantenimiento de las instalaciones de impulsión y el coste de la energía necesaria para elevar el agua. Según estudios realizados por expertos en medio ambiente, el precio por m3 agua del trasvase estaría en los 0’92 euros, mientras que el precio de la desalación está en 0’51 euros/m3. La desalación va a empezar a dar agua de forma inmediata (bueno, si los Gobiernos tanto municipales como autonómicos no ponen más trabas para que haya «agua para todos»). El Gobierno de la nación tuvo que recurrir al Tribunal Constitucional ante la decisión de paralizar la obra de Torrevieja por la Generalitat Valenciana; obviamente, el interés general prima sobre el particular y, sobre todo, sobre el partidista, siendo derogada tal paralización. La Unión Europea, en marzo de 2004 (todavía no estaba el Gobierno socialista), emitió tres informes negativos por la inviabilidad económica, social y ambiental del trasvase desde el Ebro, y no asignó ni un solo euro a la ejecución del trasvase, solicitando al Gobierno que paralizase la ejecución de los primeros tramos. ¿En qué consiste la desalinización? Es una técnica que proporciona agua para siempre, de gran pureza y calidad. La salmuera es devuelta al mar a través de unos difusores que aseguran la dilución de la sal sin afectar negativamente al medio marino. No existe ningún impacto sobre el medio ambiente. Es una técnica adoptada por los principales países del mundo: existen 17.000 plantas que proporcionan agua a 150 millones de personas. La comunidad científica internacional apoya esta técnica, como la Asociación Internacional de Recursos Hídricos (IWRA). En España, actualmente, hay 700 plantas, que abastecen a una población de 1’5 millones de personas. Son unas instalaciones con total garantía para el medio ambiente; con una tecnología que va a utilizar energías renovables -el programa AGUA del Ministerio de Medio Ambiente se ha comprometido, a través del Plan de Energías Renovables, a usar este tipo de energías-; las plantas desalinizadoras no producen CO2; un sistema limpio y eficaz para devolver la salmuera; agua de calidad para beber y regar a precios razonables y adecuados al uso. El precio del agua desalada para usos agrícolas podría fijarse en 0’35 euros/m3. La Unión Europea ayuda con su financiación a fondo perdido, con 1262 millones de euros. Si finalmente las cosas van como deben ir, sin poner más trabas a las desaladoras, en el cuatrienio 2008-2012 se acabará la sed en el Arco Mediterráneo.

Joaquín Garrido Mena

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