Elegir es casi siempre complicado. Muchas veces no resulta nada fácil tener que dejar una cosa para escoger otra. Pero es algo que nos viene dado desde siempre a los seres humanos. Si nos ponemos a analizar un poco, veremos que nos pasamos la vida eligiendo entre un camino u otro.
Hasta en el más mínimo detalle hay que elegir, cuando decidimos ir de compras o, simplemente, a pasear por una calle en lugar de por otra, estamos eligiendo y quién sabe si decidiendo algo importante para nuestra vida.
Nadie sabe, ni sabrá jamás, qué podríamos haber encontrado si en lugar de pasar por una calle hubiesemos escogido la otra. Ésa es, además, la incógnita que nos queda siempre que elegimos algo, ya que a la vez estamos renunciando a otra situación distinta.
Llega un momento en nuestras vidas en el que ya somos el producto de lo que hemos elegido. En ocasiones nos arrepentimos, quizá demasiado tarde, de haber escogido algo que en determinado momento nos pareció mejor, pero que luego resultó no ser lo que pensamos; y cuando comprobamos que aquello era mucho mejor que lo que ahora tenemos nos sentimos defraudados. Pero así es como vamos componiendo nuestra existencia, con aciertos y equivocaciones vamos entretejiendo nuestro camino, y lo peor es que sólo después, cuando pasa el tiempo, es cuando podemos valorar si el resultado ha sido satisfactorio o no.
Si los aciertos han sido superiores a los errores y la situación actual nos agrada, tendremos un buen balance. Si, por el contrario, comprobamos que hemos ido de mal en peor y que desearíamos encontrarnos de nuevo en ciertos puntos de partida, para poder rectificar algunos detalles que nos han llevado por un camino erróneo en determinado momento, será que las cosas no nos fueron demasiado bien.
Querida Directora, a veces elegimos el camino que creemos conveniente, y tiene usted razón, nunca sabremos si el camino que elegimos es el bueno o es el malo, pero es el que hemos decidido vivir y el único que nos queda por recorrer por mucho que queramos dar marcha atrás y descubrir que había en el otro sendero. Quizás la vida a veces nos muestra el camino empedrado para que aprendamos a buscar el sendero de flores que hay escondido, pero y también quizás, el camino empedrado nos puede enseñar que si ponemos todo de nuestra parte e intentamos pasar ese camino sin que suframos ningún percance, cuando lleguemos al final será, seguro, más satisfactorio. Aunque, seguramente, hubiera sido más fácil haber buscado un poquito y encontrar el sendero de las flores, porque así nos hubieramos evitado algún que otro percance. Pero bueno, cada uno elegimos lo que creemos que es mejor, aunque nos equivoquemos, aunque lloremos y suframos, nunca podremos dar marcha atrás y volver a elegir, es lo malo de la vida, que no tiene un botón donde dar marcha atrás a esta película en la que vivimos, unas veces de risa y otras de terror, pero seguro que si nos hemos equivocado de camino la vida, que también se porta bien a veces, nos dejará una salida para que podamos dar un cambio de sentido y poder seguir por el camino adecuado. Gracias por hacer su periódico, que es con diferencia de lo mejorcito para leer en Torrevieja, donde la corrupción, la delincuencia y las mafias están a la orden del día. Gracias también por su tiempo y por hacernos más amenos los viernes. Un saludo a todo su equipo y enhorabuena.