Vivimos en estos momentos el pleno apogeo del verano en Torrevieja, en el que todo son fiestas por aquí y por allá.
Por una parte, son las Eras de la Sal las que albergan durante toda la semana el LIV Certamen Internacional de Habaneras y Polifonía, que, aunque ahora cuenta con un día menos -comenzó domingo en lugar de sábado como antes-, se prolongará hasta el próximo domingo con la clausura.
Pero además tenemos exposiciones: en el Paseo, en el Club Náutico o en el Casino. Conciertos, cursos y fiestas en el centro cultural, en el Parque de las Naciones -que, por cierto, es un lugar precioso y adecuado para poder disfrutar toda la familia, donde se pueden realizar múltiples actividades-, y por cualquier rincón de la ciudad.
Si Torrevieja durante todo el año ya es una fiesta, pues las tenemos de todos los colores, regiones y nacionalidades; en estos meses de verano, especialmente, los torrevejenses se vuelcan en agradar a todos los visitantes, para conseguir que disfruten de una feliz estancia entre nosotros.
Posiblemente a la vez intentemos olvidarnos un poco de las penurias que atraviesa la economía local.
En una ciudad como la nuestra, que dependía tanto de la construcción, la crisis que se vive actualmente es más intensa que en otros sitios. No hay más que dar una vuelta por el centro, que antes daba gusto, para ver la desolación que se padece, lleno de locales cerrados, o con el cartel de «se traspasa» o «se alquila» por todas partes. Hasta las calles principales, donde hasta hace poco no se encontraba un local libre, ahora se ven casi desiertas y con pocos establecimientos abiertos. Mientras tanto, a las grandes superficies se les está dejando hacer y deshacer a su gusto. Algunas ya cierran a medianoche, con el consiguiente perjuicio para sus empleados y el miedo de los demás a llegar a esa situación.
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