Memoria Histórica… ¿para quién?

En pleno auge de la Transición Democrática, el entonces secretario general del Partido Comunista en Torrevieja protagonizó un acto en favor de la Memoria Histórica, cuando dicho concepto aún no formaba parte del lenguaje cotidiano de los medios de comunicación.
La dirigente del PCE, Pilar Bravo, visitó Torrevieja con el fin de conocer los intereses sociales de la población. Los militantes veteranos la esperaban en la sede del partido, pero Pilar Bravo no quiso acudir. La reacción del secretario general de la agrupación local, apoyado por la mayoría, no se hizo esperar: envió un expediente informativo al Comité Central, dando cuenta de la actitud de la compañera Bravo, quien, por entonces, era la mano derecha de Santiago Carrillo en el PCE. Poco después, Pilar Bravo regresó a Torrevieja, en esta ocasión para saludar a los camaradas que, al igual que ella, habían luchado desde la clandestinidad por la libertad de este país.
Hace unas semanas, la agrupación local del Partido Comunista en Torrevieja decidió rendir homenaje a Narciso Julián, poniéndole su nombre a la entidad. Con todos los respetos hacia la figura del ferroviario, militante del PSUC y de CCOO, que sufrió la terrible represión del franquismo durante 24 largos años de cárcel repartidos entre Burgos, Ocaña y Almería; cuando Narciso Julián se asentó en la ciudad de la sal hacía ya mucho tiempo que el Partido Comunista de Torrevieja había iniciado su andadura y sus militantes habían comprometido su vida con el Partido y con la lucha por su ideales.
Bien es cierto que en esta disposición al compromiso influyeron los ejemplos de combatientes sociales y políticos de la dimensión de Miguel Núñez, Marcelino Camacho, Simón Sánchez Montero, Lobato, Ángel Abad…, pero también el de otros miles de compañeros que, sin nombre y apellidos tan relevantes, perdieron y ganaron a la vez años de su vida en un combate contra la dictadura.
Ya lo dijo Manuel Vázquez Montalbán: «Aprendimos, los que dedicamos parte de nuestro tiempo a militancias clandestinas, que (la lucha) era el valor de cada esfuerzo, dentro de un mosaico de esfuerzos, y que la historia la estábamos haciendo entre todos».
Memoria Histórica, sí, pero ¿para quién? ¿Sólo para aquellos cuyos descendientes militan en el partido? ¿Sólo para aquellos cuya figura política es de proyección nacional? Yo creo que no. Creo que el reconocimiento debe hacerse extensivo a todos y no sólo a unos pocos.

Francisca Vera Pérez
Politóloga

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