Fernando Guardiola Molina
Colaborador de El Periódico
He leído con detenimiento el artículo publicado la semana pasada por Antonio J. Vera sobre el Certamen de Habaneras. Habla desde el prisma actual, en que Torrevieja se ha convertido en una Torre de Babel, donde, por el gran crecimiento que ha supuesto durante estos últimos veinte años, ha cambiado indudablemente la forma de sentir en general, aunque ello no quiera decir que la Habanera no es el sentir del pueblo torrevejense. Pero el fondo de mi artículo está enfocado desde otro punto de vista y es el aprovechamiento propagandístico que se realiza tanto del Certamen Internacional de Habaneras, como del Premio de Novela «Ciudad de Torrevieja». Ambos son eventos reconocidos a nivel internacional, dotados con premios millonarios.
Según se dijo, son actuaciones que se crearon para dar a conocer el nombre de Torrevieja como destino cultural por el mundo. Pues bien, desde mi humilde forma de ver, no hay mejor forma de darse a conocer que a través de los medios de comunicación, en especial televisión. Pues a mí a veces me da vergüenza como torrevejense que, mientras aquí se tira el dinero en un Certamen digno de ser transmitido en directo por los medios nacionales e internacionales, no se haga referencia a él en ninguna televisión de carácter nacional. Y a nivel regional o comarcal tiene la misma trascendencia que pueda tener el toro embolado de cualquier pueblo, o las fiestas patronales de cualquier pedanía oriolana.
Te pones a ver los noticiarios televisivos en verano y te lo repiten hasta la saciedad: «la fiesta del clarete de Cariñeña», la bajada del agua de un pueblo tinerfeño, los «bous a la mar», la tomatina de Buñol (que vaya «derroche económico», para la publicidad que les reporta), y así un sinfín de eventos. En la vecina Murcia se está celebrando el festival del Cante de las Minas. Pues bien, no hay día en que todos los telediarios no se informe puntualmente de la actuación del día. Llamativo también que un género tan «popular» como el piano haya sido tratado con un favoritismo vergonzoso por TVE, pues durante 15 noches se han retransmitido o bien en directo o en diferido las veladas del Certamen de Piano «Paloma O’Shea» -claro que es la sra. de Botín-, y sin contar el festival de jazz de San Sebastián, los diversos festivales de cine: negro, blanco, porno, etc.
Respecto al Premio de Novela, que tanto dinero reporta al ganador, a la editorial y, claro, a las arcas de Hacienda, me pregunto qué le da a cambio a Torrevieja. Hay premios como el Planeta, el Nadal, la Sonrisa Vertical, etc., que tres días antes ya están dando la tabarra los noticiarios con los posibles ganadores, las quinielas de favoritos, etc. Y la noche de la entrega, se dan de bofetadas los canales por dar en directo el fallo del jurado… Y aquí en nuestro pueblo, cuando eso sucede, ni una reseña informativa.
¿Qué falla? A mí parecer, dos cosas imprescindibles: la primera, implicar al pueblo en estos eventos. Que las veladas de Habaneras sean multitudinarias y en las que el pueblo participe, dejando que estas dejen de ser un foro cerrado a una determinada élite. Que aunque parezca una utopía, el pueblo de Torrevieja participe en la elección del libro ganador y finalista del premio «Ciudad de Torrevieja», a través de una representación importante del jurado. Y lo segundo y aún mas importante: ya que el Ayuntamiento cuenta con un grupo tan grande de asesores, yo le pediría a Eduardo Dolón, concejal de Cultura, al que aprecio y admiro por su capacidad de trabajo, que cree un gabinete de «prensa y propaganda», que se encargue de hacer llegar la celebración de cualquier evento a las mismísimas entrañas de todos los periódicos, agencias de noticias y redacciones, y si para ello hay que prescindir de algún otro asesor, para no engordar más la ya abultada nómina del Ayuntamiento, que se haga.
No quiero con este artículo molestar ni hacer un juicio de valores de la necesidad de que estén o no estos eventos en la vida de Torrevieja, pero si están, al menos poner mi grano de arena para poder sacar partido a esas inversiones, a cambio de lo que hipotéticamente se ha querido hacer, infructuosamente hasta ahora, que el nombre de Torrevieja suene en los foros informativos, como sinónimo de cultura, naturaleza, sol, playa y diversión, y no como quieren hacer ver ciertos medios, que sólo se asoman a nuestra ciudad para ver si pueden carroñear alguna noticia morbosa con que hundir el prestigio ganado can el paso de los años.
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