…bis verano

¡Hay personas tan magníficas, humanas y leales que, sin tú pedirlo directamente, se ofrecen a hacerte un favor y sacarte del apuro, por eso, mi agradecimiento muy especial es para esa familia de Navarra, M. y G. que, aparte de amigos, son algo especial y maravilloso en nuestras vidas! Este año, concretamente en julio, tuvieron una pena grandísima con la pérdida de Starky, pero se vieron recompensados con la venida al mundo de sus «pequeñujas», que son traviesas, juguetonas y lo rompen todo. Según cuenta su «madre», se cuelgan cada una de un lado de la colcha, tirando, hasta arrastrarla por los suelos; las macetas, se las tienen trilladas: le muerden las orejas y la nariz al «papá» cuando duerme la siesta, de manera que ha de descansar tapado con la sábana, asado de calor. Hace unos días, destrozaron el mando de la tele. Ellos no pueden estar encima de ellas, pues precisamente es en verano cuando más trabajan, pero están muy orgullosos, y se les cae la baba al hablar de esas «criaturitas» tan preciosas. La mamá dice: «¡Menudas alhajas nos han caído en suerte! ¡Son más malas que el Demonio!». La pena es que no todos tienen la misma fortuna, y, en otoño, se desbordan las perreras de inquilinos no deseados, siendo tratados, en el 90% de los casos, peor que si estuvieran sueltos. La gente se está acostumbrando a conducir de forma más sensata, ante el temor a las multas: otro tanto deberían hacer con los amos que abandonan a sus mascotas, con el peligro que comporta ante los vehículos, ocasionando miles de accidentes. Cada año ocurre lo mismo y, a fuerza de ser repetitivos, podemos cansar a los lectores, pero necesitamos una buena dosis de civismo, del cual carecemos la mayoría. En mi caso, si soy muy «petarda» os digo…: ¡¡Perdón!!

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