Fatal inicio escolar

En la reunión para la presentación del nuevo curso escolar, el conseller de Educación de la Comunidad Valenciana, sr. Font de Mora, se despachó a gusto cuando, a la pregunta de los periodistas, de si se iba a impartir en inglés Educación para la Ciudadanía, dijo que esta asignatura la impartirá un profesor de inglés que estará «asesorado y vehiculado» por uno de Geografía e Historia o de Filosofía. No es de extrañar que en fecha posterior haya salido el presidente de la Sociedad de Filosofía de la provincia de Alicante, Don Ángel Martín, diciendo que «parece bastante lamentable, surrealista, caótico y absurdo y desde el punto de vista de la didáctica normal en el aula es completamente inviable hoy por hoy». El sr. Font de Mora dijo que este sistema era algo muy habitual en muchos países de Europa que tienen educación bilingüe (no se enfade señor, lo que Vds. están haciendo no va más, en ningún país del mundo se está dando enseñanza pública trilingüe, como se va a impartir de forma gratuita en esta Comunidad). Tal y como Vd. expresa, esta medida es «social», ya que los alumnos provenientes de familias sin demasiados recursos podrán acceder al inglés sin tener que matricularse en una academia privada. Olé, olé y olé que el sr. Font de Mora y el PP valenciano, se han «convertido en la administración más socialista del mundo mundial», incluida la China de Mao y la Cuba de Fidel. Todo esto estaría bien si fuera así, pero la realidad es otra bien distinta. ¿Cómo es posible que este sr. haya tomado el pelo a la ciudadanía con estas declaraciones? La realidad todos sabemos que es otra muy distinta. Al PP nacional se le ha atragantado esta asignatura y, como la responsabilidad de la educación recae sobre las autonomías, ha sido la del PP valenciano una de las primeras en decantarse en contra del Gobierno y el Parlamento, de donde han partido estas directivas, para no impartir la EpC. De hecho, los tribunales de justicia han sacado «tarjeta roja» a la Generalitat Valenciana, obligándole a dar esta materia aunque sea en inglés. La gran paradoja de esta situación es que, al día siguiente de esta noticia, dice la Conselleria de Educación que no había fecha para el cumplimiento de la LOE nacional en las aulas de Infantil, que obliga a que los niños de 4 y 5 años empiecen a dar inglés desde este curso. Sin embargo, sí hay dinero para impartir en inglés EpC. Desde el punto de vista pedagógico, ¿cómo es posible que una asignatura que es obligatoria se imparta en inglés, dificultando al educando su aprendizaje y su posible no superación? Hay que tener en cuenta el gran porcentaje de fracaso escolar a este nivel educativo. Por tanto, debemos apoyar su aprendizaje con la lengua natural y no ponerle barreras para su aprobación. Si no hay dinero para lo básico, que es cumplir la LOE, nos ponemos a hacer filigranas con la enseñanza en inglés en la materia EpC. Finalmente, decirle al señor Font de Mora que menos verborrea y más hechos. Es lamentable que, después de años, existan tantísimos «barracones» en la Comunidad Valenciana, pero no duden en gastar en el Circuito de Formula 1 ó en la Volvo Ocean Race, etc. Al inicio también del curso escolar, nos hacen el alcalde de Torrevieja y el delegado de Educación una presentación de que el curso se ha iniciado sin ninguna incidencia, con la asistencia de 6.670 alumnos de infantil y primaria. En Torrevieja siguen existiendo los colegios 10, 11, 12, y 13 todavía en barracones desde tiempos inmemoriales. A una media de 450 alumnos por colegio, nos da la friolera de 1.800 niños estudiando en barracones, por lo que representa que el 27% de este alumnado sigue en condiciones tercermundistas. Además, falta la ampliación de colegio Acequión, el de la Inmaculada y el comedor de Virgen del Carmen. Sin embargo, tienen la poca «vergüenza política» de hacernos una presentación grandilocuente el conseller correspondiente y el alcalde de la ciudad de cómo va a ser la fachada litoral de Torrevieja y las inversiones que se van a realizar, pero la educación se seguirá dando en barracones, la Educación para la Ciudadanía en inglés y la inversión para los colegios de obra seguirá siendo «cero patatero».

Joaquín Garrido Mena

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