Podría hablar de tantas cosas… Pero me debo a mi recuadro y lo que representa, a mi campanario de mi templo, a mi comunidad de la Inmaculada de Torrevieja, a nuestra Diócesis… En fin, que es como decir a nuestro Obispo, al que nos toque, a nuestra Iglesia Católica. Y, aunque venda poco lo a Dios referido, porque a los hombres les seduce la idea de prescindir de Él, aquí estamos todas las semanas, como las hormiguitas de los cuentos. Ésas que llevan una mota de materia de acá para allá sin saber (¿o sí lo saben?) que, con la ayuda de las demás, conseguirán el ingente montón.
Por eso digo ya que el Vicario de Zona hizo presencia el pasado domingo en nuestra Parroquia para administrar el Sacramento de la Confirmación a 25 jóvenes entre chicas y chicos, prevaleciendo las primeras, para que luego digan. Hermoso ritual y hermoso significado para el cristiano. Estrechamente relacionada con el bautismo, se nos dice con solemnidad que así como en éste, por la acción del Espíritu, nos unimos al misterio de la muerte y resurrección de Jesús, naciendo a la vida de la Iglesia; en la confirmación se recibe ese mismo Espíritu para estar al servicio de la unidad y, sobre todo, a la expansión de la Iglesia. Como la catequesis recibida habrá sido elocuente y vigorosa, seguro que procurarán ser, desde ahora mismo, gratos a ese servicio y a ese testimonio. Ya tienen sus primeras prácticas, porque casi todos pertenecen a la Pastoral Juvenil, que es la auténtica levadura de la Parroquia, y dan ellos mismos catequesis. Que no se olviden nunca de esa lealtad a la que se han comprometido, que es hacia un Señor que no ha muerto ni ha de morir.
Tienen campo donde realizarse. Porque, mira por dónde, en el Evangelio de San Mateo que el domingo pasado oímos, oirían, se nos recordaba una de tantas matracas que le dieron los fariseos a Jesús. El experto del grupo, poniéndolo a prueba, preguntaba: «Maestro, ¿cual es el principal mandamiento de la Ley?». Y ya sabemos la respuesta: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón… con toda tu alma…». Este mandamiento es el primero y principal. El segundo es semejante a él. «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas».
Por eso tiene la Parroquia a su Cáritas, con muchos talleres que no voy a repetir, y entre los que destaca el de cocina, con su encomiable labor y perfectamente consolidado. En gran parte subvencionado por la CAM, acoge casi a 60 personas que, durante el curso, de tres días a la semana, se han aprovechado y se aprovechan de enseñanzas y también de esa posibilidad que tienen de compartir los alimentos.
Y ya no queda tiempo para hablar de Garzón, el juez justiciero «revuelvetripas», que hasta a Don Santiago Carrillo le ha hecho salir a la palestra. ¡Pero si Vd., sr. Garzón, no estuvo en esa otra matraca! En vez de querer ser un egregio iluminado, dígale al Presidente que le haga ministro de Justicia y dótela de una puñetera vez de los recursos que le sean necesarios y de una verdadera independencia. Entonces sí que pasaría a la Historia como verdadero prócer de la política.
JortizrochE
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