Los generales traidores
– General Mola:
Dando instrucciones secretas en la preparación del golpe: «Cualquiera que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado(…). Hay que sembrar el terror, dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros».
– Queipo de Llano:
Queipo de Llano, uno de los militares más sanguinarios -y mira que era reñida la competición- de los que se levantaron contra la República.
Vean esta perla:
«(…) para callar a esos congéneres de Azaña (…) faculto a todos los ciudadanos a que, cuando se tropiecen a uno de esos sujetos, le callen de un tiro. O me lo traigan a mí, que yo se lo pegaré».
O esta otra:
«Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los cobardes de los rojos lo que significa ser hombre. Y, de paso, también a sus mujeres. Después de todo, estas comunistas y anarquistas se lo merecen. ¿No han estado jugando al amor libre? Ahora, por lo menos, sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricas. No se van a librar por mucho que forcejeen y pataleen».
O esta otra:
«Ya conocerán mi sistema: por cada uno de los nuestros que caiga, yo mataré a diez extremistas por lo menos, y a los dirigentes que huyan, no crean que se librarán con ello: les sacaré de debajo de la tierra si hace falta, y si están muertos los volveré a matar».
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A estos individuos y a otros como ellos, se les han dedicado nombres de calles y plazas de ciudades de España. Nuestros fascistas locales dedicaron, entre otras, una calle a Radio Sevilla, que era por donde escuchaban las arengas de Queipo de Llano; hasta que alguien pensó que eso era impresentable y decidió cambiar el nombre por el de Fotógrafos Darblade.
Aún quedan en muchos pueblos gobernados por el PP.
¡Qué bochorno!
El bando democrático/republicano
Mientras ese tipo de arengas decían -y practicaban- los líderes del bando golpista, esto era lo que decía Indalecio Prieto en la zona republicana:
«Por muy verídicas y fidedignas que sean las terribles y trágicas versiones de lo que está ocurriendo en tierras dominadas por nuestros enemigos (…), no imitéis esa conducta, os lo ruego, os lo suplico. Ante la crueldad ajena, la piedad vuestra (…) ante los excesos del enemigo, vuestra benevolencia generosa… ¡No los imitéis!».
En Barcelona, Lluis Companys evacuaba activamente a miles de derechistas en barco por miedo a que grupos de incontrolados quisieran tomar venganza en ellos por las atrocidades de las tropas de los golpistas. El mismo Queipo de Llano de antes lo reconocía explícitamente en su programa de radio: «ha dejado salir de Barcelona a más de cinco mil hombres de derechas, lo cual ha de aminorar sin duda la responsabilidad que pesa sobre él, ¡Dios se lo tenga en cuenta!» (no sabemos si Dios se lo tuvo en cuenta; ellos no, porque lo fusilaron en cuanto tuvieron ocasión).
Y pasan los años y siguen con el mismo mantra: «Los dos bandos fueron igual».
DE NINGUNA MANERA.
José Boj Quesada
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