Noviembre es, como todos sabemos, un mes musical por excelencia en Torrevieja. Vivimos unos días en los que suena una banda de música por la calle en cualquier momento. El día 22 es Santa Cecilia, y, durante todo el mes, tanto la Unión Musical Torrevejense como la Sociedad Musical «Ciudad de Torrevieja – Los Salerosos» homenajean a su patrona. No se puede negar que Torrevieja es una ciudad eminentemente musical. De todos es conocida la gran afición a la música que fluye en esta tierra. Los niños, desde muy pequeños, empiezan a sentirla y disfrutarla en los coros o en las bandas, y eso siempre es positivo, lo mismo que la rivalidad entre ellos -hasta un punto- y que los lleva a mejorar y a superarse en cada concierto. Desde aquí aplaudimos y animamos a ese movimiento musical tan arraigado en Torrevieja, ya que la música es cultura y la cultura, como la educación, siempre es buena.
La educación es buena y por eso hay que impartirla bien. Lo que no es normal es que se intente impartir una materia educativa -la que sea- en un idioma distinto al del alumno. Eso debería estar muy claro para los que tienen como cometido facilitar la educación, en todas las asignaturas que marca la ley. Es por ello que se están dando toda esa serie de protestas y manifestaciones de padres y educadores en toda la Comunidad Valenciana. No hay que tergiversar, ni tratar de confundir a nadie. Se trata de una materia que ha sido aprobada en las Cortes y que se imparte en el resto de España. Guste más o menos, a unos o a otros, se trata de acatar y cumplir la ley, y aquí se intenta confundir a la ciudadanía, con programas que van más dirigidos a enredar que a aclarar la situación. Aunque la gente no es tonta, como muchos creen, y ven quiénes están politizando una situación tan anómala, que no entraría en la cabeza de nadie, ¿o se imaginan a dos profesores en una clase impartiendo matemáticas, uno explicando al otro, que lo traduce en inglés a niños españoles? Por favor, un poco de sensatez.
Toda la razon del mundo