Desde nuestros orígenes, hemos conocido una sociedad materialista. Un sistema competitivo y productivo, orientado a duplicar beneficios y a conseguir el dominio y el poder más absoluto. Un poder que, mediante las guerras, ha ido pasando de mano en mano, hasta alcanzar la sociedad y el mundo capitalista y de consumo que hoy todos conocemos.
Hoy, el mayor enemigo de nuestra sociedad, y a la vez también de la salud y prosperidad de nuestro planeta, es nuestra mentalidad materialista. Una mentalidad que debe sustituirse para conocer un sistema equilibrado y sostenible, acorde con las capacidades de nuestro planeta. Al mismo tiempo, necesitamos descubrir los frutos de una libertad todavía inédita pero indispensable, para el orden, la salud y el buen funcionamiento de nuestra sociedad; donde los ciudadanos dejemos de ser simples instrumentos de trabajo o herramientas de mercado. En tercer lugar, necesitamos encontrar las fórmulas que nos permitan regular de manera natural nuestros niveles demográficos para poder impedir la masificación y falta de recursos vaticinados por nuestros expertos. Así pues, para conseguir nuestros objetivos, solamente disponemos de una solución muy simple: transformar el derecho de amparo actual de nuestros hijos (cama, ropa y comida), en un derecho de amparo acorde con nuestros tiempos, es decir; constante, permanente, completo o ilimitado. De esta simple y urgente reflexión depende nuestro futuro.
José Camps Esqueu
(Gerona)
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