Como consecuencia de la crisis económica, las Caritas nacionales se están viendo desbordadas ante la avalancha de solicitudes de ayudas por parte de aquellas personas necesitadas de las mismas. Incluso se tiene conocimiento de que algunas personas que antes gozaban de una buena situación tienen que acercarse a estas instalaciones para poder comer, pues lo están pasando muy mal al quedarse sin ingresos como consecuencia de los desempleos. Se tiene conocimiento de que algunas familias se están agrupando en un mismo domicilio para así evitar los gastos de alquileres, luz y agua para poderse alimentar.
Ante estas perspectivas, la Conferencia Episcopal Española ha desviado 1.900.000 euros a las Caritas españolas para así poder regenerar los presupuestos de éstas, que se han visto impotentes para aguantar este tirón. También tenemos conocimiento de que la Generalitat Valenciana, procedente de una partida presupuestaria dotada con las bajadas de sueldos de los conselleres, ha destinado a las Caritas unos 300.000 euros para las tres provincias. También tenemos noticias de que Medio Ambiente está estudiando destinar los fondos de otra partida presupuestaria a las dependencias de Caritas, conscientes de la buena administración que de ellos puede hacer esta institución.
Los Servicios Sociales están constituidos para atender las necesidades básicas de la población, pero éstos no han dotado las suficientes provisiones en sus partidas presupuestarias correspondientes para lo que se nos avecinaba, por lo que se encuentran también desbordados. Además, sus ayudas, por problemas administrativos, suelen tardar en recibirse tres meses, por lo que las personas que son beneficiarias de ellas se ven obligadas a solicitar ayuda de alimentos, alquileres, luz, agua, etc., a sus Caritas correspondientes.
Tenemos que tener en cuenta que, en nuestro país, la partida presupuestaria destinada a gasto social es una de las más bajas de la Europa de los 15, pues, mientras nosotros destinamos un 19% del Presupuesto General del Estado, nuestros vecinos más directos destinan a la asistencia social de las personas el 27 ó el 28% de sus respectivos presupuestos, por lo que tienen una mejor Seguridad Social, un mejor sistema de pensiones y pueden atender, en caso de necesidad, a las personas necesitadas.
Es muy lamentable escuchar a nuestros gobernantes decir que somos la octava potencia económica mundial y resulta que más de tres millones de personas están pasando hambre y necesidad. Parece un poco incongruente, ¿verdad? Es mejor que nos dediquemos a reparar los problemas básicos de nuestro país y no llenarnos la boca de prepotencia, cuando no podemos.
Desde estas páginas, hago un llamamiento para que seamos un poco más solidarios con aquellos que están pasando apuros y necesidad, por lo que seamos colaboradores con aquellas instituciones como Caritas, que están dedicando todo su esfuerzo económico y humano para paliar la mala situación de muchas personas sin tener en cuenta credos ni razas.
Muchas de estas personas están aprovechando su paro forzoso para formarse en los talleres que, a su disposición, tiene Caritas de la Inmaculada de Torrevieja, pues no sólo hay que dar el pescado, sino enseñar a pescarlo.
Carlos García
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