La encrucijada

Antonio J. Vera Ortigosa
Comisión Ejecutiva Local PSOE Torrevieja

Si te dan 16 millones de euros para que los inviertas en lo que quieras, es fácil encontrar en qué hacerlo en una ciudad como Torrevieja, abandonada a su suerte por su alcalde y su obediente equipo de gobierno, e inmersa en una patente falta de inversiones y de ideas de futuro que nos permitan salir de la bancarrota municipal y ciudadana a la que avanzamos a pasos agigantados.
Por supuesto que, cuando hablo de Torrevieja, no estoy pensando en esa parte que envuelve el Ayuntamiento-Iglesia de nuestra ciudad, esa isla «vip» del centro que nos recuerda cada día con sus calles convertidas en paraísos del paseante, su asfalto y encerado, permanentemente baldeado, impoluto y conservado, sus farolas a cada paso, su profusión de iluminación navideña o festiva, sus zonas peatonales y sus policías en cada esquina; que hay 2 Torreviejas, la de la foto y la de verdad.
Me refería a la de verdad, a la que soportamos la mayoría de los torrevejenses. La de las aceras reventadas por las raíces de los árboles y donde no puede caminar la gente de 2 en 2 porque no cabe, la de las calles siempre sucias y/o apestosas, la de los asfaltados tercermundistas, la que no tiene transporte público o como si no lo tuviera, la que se inunda cuando llueve, la de las plazas y parques sin mantenimiento, la que vive casi sin alumbrado público y tiene miedo de salir a la calle por la noche, la que sólo ve un policía local cuando le está poniendo una multa, la que ve que barrios emblemáticos como la Colonia San Esteban son abandonados a su suerte, convirtiéndose en guetos de suciedad y delincuencia ante la mirada indiferente del Ayuntamiento.
Esta Torrevieja no se va a beneficiar por el plan del Estado, porque el dinero se va a invertir, salvo la parte mínima para el alumbrado de Cabo Cervera, en cosas claramente superfluas. Hay kilómetros de calles en nuestra ciudad que necesitan de verdad un desdoblamiento de acera y un asfaltado nuevo; hay montones de cosas que hacer en La Mata antes de ponerse a construir un edificio burocrático; es incongruente hacer un parque al lado de una pinada, la pinada tiene que ser el parque; y es inexplicable hacer mas áreas deportivas localizadas en el entorno del Palacio de los Deportes sin plantearse primero acercar las zonas deportivas a donde vive la gente.
Así que, cuando escuché al sr. alcalde glosar las inversiones que iba a realizar, tras un pleno caracterizado por su habitual menosprecio y trato perdonavidas a la oposición (a la de verdad, la que habla), y su también habitual trato paternalista y prepotente hacia los suyos, no pude evitar recordar, salvando las distancias, a un dictador que hasta hace 33 años campaba por España a su antojo y que usaba el deporte y las obras faraónicas para mantener engañado al pueblo y tapar así la miseria, la falta de futuro y su incompetencia manifiesta.
Es por eso que, ante tanta similitud, y viendo el estado en el que nos dejó el ser aquel, estoy convencido de que lo que necesitamos en estos momentos no son pistas de fútbol 7 ni más obras faraónicas. Necesitamos un proyecto de futuro para Torrevieja. Necesitamos plantearnos seriamente en qué situación estamos y qué caminos podemos tomar. Necesitamos saber qué queremos ser dentro de 50 años y qué debemos hacer para conseguirlo. Y eso no lo puede hacer un señor que no ve más allá del ladrillo y el cemento, y cuya única propuesta para salir de la crisis actual, ahora que nadie quiere comprar casas, es hacer más casas.
Eso sólo puede hacerlo alguien que entienda la política como un servicio público, alguien que ponga el interés general por encima del suyo y el de sus amigos, alguien que no vea la política como una forma de vida, alguien, en definitiva, que acabe con el caudillismo y el servilismo y meta a la política y la sociedad torrevejense en el siglo XXI. Ese alguien, si estuviera en el Partido Popular, habría tenido 20 años para mostrarse y no lo ha hecho, así que está claro que habrá que buscarlo en otro sitio.