Telecinco, viendo que su audiencia baja a cotas insospechadas por la antipatía que ha creado entre los telespectadores, no ha hecho otra cosa que echar mierda sobre mierda. Tras el programa «El juego de tu vida», donde las cloacas y la miseria desbordan las ondas y las audiencias le dan la espalda, no le funciona nada. Por la tarde, «el tirantes» y «la otra» se fueron entre lágrimas por la puerta de atrás. Los sustitutos ni se enteran, y la audiencia de la cadena que durante cuatro años era la reina está bajo mínimos. Pues van y se inventan «lo más de lo más»: un «porno-psicoanálisis» de personas encerradas en una caja, cuyas paredes emiten sonidos e imágenes, que hacen al implicado (según ellos) salir reforzado y -¡¡¡coño…!!! ¡¡¡Aleluya!!!- curado.
En el primer programa, emitido el martes pasado, pasaron tres casos por «La Caja». Una mujer con fobia a las cucarachas, y, por arte de birlibirloque, en las paredes de la misma aparecían toda clase de bichos… que si la pobre mujer no murió de un infarto es por cuestiones médicas y milagrosas. Otra «capulla» era una posible suicida con problemas físicos (en román paladino, que era fea con avaricia), y sólo se les ocurre aderezar las paredes con la imagen de «Yo soy Bea», como si fuera la aparición de Santa Juana de Arco, y, sobre todo, el «bombazo», un hombre que perdió a sus hijos y nietos en el accidente del aeropuerto de Barajas y que le hicieron, a través de imágenes, despedirse de ellos. Patético. La fabrica de la porquería en tiempos de crisis tiene superávit. Yo propongo que, un día de éstos, encierren a Vasile (dueño de la «cadena amiga») en «La Caja», y en las cuatro paredes le emitan durante las dos horas de programa esa imagen de Teresa Campos (¡¡¡verídica!!!) repitiendo hasta la saciedad: «Vasile… ¡gilipollas!… Vasile, ¡gilipollas!».
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