El secreto: «Los ricos también lloran»

Tres entregas lleva Antena 3 emitiendo los jueves por la noche un programa de tele-realidad, en el que una persona «rica» abandona sus coches deportivos, su mansión, sus selectos gimnasios, sus clubes privados… por una estricta paga de 45 euros semanales, situándola de «golpe y porrazo» en un sub-mundo que hasta ese momento solo conocía por la tele, y se encuentra de lleno con la pobreza absoluta, la enfermedad, la soledad de la vejez…
En el primer programa, fue el arquitecto Joaquín Torres, un trabajador de fama internacional y con varios galardones en su haber.
El poderoso «invitado» va de ONG en ONG empapándose de sus necesidades y, cuando ve la realidad del mundo, se le caen los «palos del sombrajo» y se emociona, haciendo llegar ese sentimiento a los telespectadores, y el «buen rollito» y «buena leche» que, al principio del programa, casi se hace empalagosa, se pone «agria» y nos topamos con que el sitio común que habitamos y llamamos Tierra es una utopía donde reinan la pobreza y la miseria. Mientras personas como los invitados a este programa habitan mansiones, millones de personas no tienen ni donde caerse muertas.
Hacer culpables a estos invitados, que están donde están por su esfuerzo, no es justo, aunque subir a los altares a gente que al final tira de cartera con donativos más que generosos ensombrece a esos verdaderos héroes sin nombre, que, sin la tele siguiéndoles, se dejan la vida en ayudar a los demás, y en nuestro pueblo hay muchos.
Pero prefiero la acción de estos participantes en «El secreto» a esas declaraciones de una tal Carmen Lomana, una rica de las que llaman «de braguetazo» y «superoseeeea», que, con un «morro» que se lo pisa, y delante de las cámaras de La Primera, tiene la desfachatez de decir la siguiente frase: «Lo peor es la crisis y la pobreza en las personas que han tenido un trabajo, o han vivido bien como nosotros, que de repente ven recortada su fortuna y no tenemos paro…  porque el pobre de siempre, ése que ha estado pidiendo y tal… bueno, ése está acostumbrado…». ¿Pa’ haberla matao o no? La foto que ilustra mi artículo, junto al arquitecto Joaquín torres, es de la tal Carmen… si la ven, salúdenla de mi parte.

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