La amistad intachable no es moneda de cambio

Rabindranath Tagore (1861-1941)

Si toda definición resulta penosa, el tema se complica al tratar de hacerlo sobre la amistad, obligándonos casi a recurrir a viñetas o dibujos animados que también valen para los mayores, como los que aparecen en los muros de propiedades abandonadas a su suerte en forma de grafitti: «gracias por ser como eres y punto», he leído, o en reacciones personales como cuando alguien te escucha mientras los demás ni siquiera se habrán enterado de que te expresabas.
Y es que este último fin de semana se me ha ocurrido bajar por la red los textos literarios del poeta indio Rabindranath Tagore, que recibió el premio Nobel de literatura en 1913 por haber logrado que convergieran en su obra literario-filosófica las dos civilizaciones más distantes, la del Este y la del Oeste, quedando de esta manera más cercanas, a pesar de continuar tan diferentes en nuestro mundo globalizado. Rabindranath Tagore fue a la vez poeta y filósofo pudiéndose proyectar su pensamiento a través del ritmo de sus escritos hasta el interior de lo que pretendíamos expresar, porque nos ayudará a conseguirlo. Compuso infinidad de cuentos que él llamaba «electrónicos» por la rapidez con que se comunican, y escribió miles de textos literarios dedicados a la prosa poética, ya que, según él, la poesía pura logra siempre liberarse de las barras lineares de los poemas en verso. Y, en cuanto a la amistad, que él consideraba una gran parte de nuestras vivencias, pensaba sabiamente que hay que templarla siempre con el fuego de la prueba antes de insertarla en la memoria con el buril de la prueba.
Ya Aristóteles se atrevió a tocar el tema de la amistad desde el análisis psicológico del fenómeno, afirmando que, en el caso de los verdaderos amigos, «logra alentar a la vez a las dos almas»; pero es que las citas se pueden prolongar indefinidamente, tratándose de un fenómeno que parece ser parte de nuestra mera observación sobre cómo funciona la naturaleza a todos los niveles. Se ha querido ver el origen de la palabra amistad en el concepto de simpatía por atracción y así Shakespeare observaba que «los verdaderos amigos parecen estar enganchados por garfios de acero inquebrantables», y otro británico, Francis Bacon, observaba que «un verdadero amigo es el que es capaz de reducir tu dolor por la mitad», al poder leer los pensamientos desde tu interior, que es lo que ocurre cuando se logra encontrar a un verdadero amigo.
Es extraño observar cómo surgen tales ideas dentro del fenómeno de la conciencia, cuando se cae en la cuenta de lo que ocurre en nuestra mente. Por eso, me encantan las observaciones personales de escritores como Elbert Hubbard, cuando escribiera que «un amigo lo sabe todo de ti y a pesar de ello te estima», y esto me llevó a saber más sobre este periodista americano que había escrito un panfleto en forma de carta a un colega cualquiera, que podemos ser tú y yo cuando nos interesamos por lo que ocurre. En su Scriptorium: «Un mensaje a García», que se puede bajar por la red en traducción al español, trata el pensador del grado de fidelidad que supone llevar a efecto la tarea de cumplir un cometido dentro de la selva tropical, donde el tema de la lealtad sobrepasa toda consideración, sea la que sea, pues tales dificultades nos entretejerán a los unos con los otros como verdaderos amigos. Su estilo periodístico, en que no sobra ni falta una coma, hizo que en cuestión de horas se difundiera su mensaje «worldwide», siendo traducido a infinidad de lenguas.

HECHOS Y DICHOS
La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece cuando todo se ha oscurecido.  Rabindranath Tagore

OBSERVACIÓN PERSONAL
Cuando hayas perdido la amistad de alguien por decir lo que pensabas, no te preocupes, pues no se trataba de un amigo sincero.

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