Ya tenemos Miss España ¡…en Cancún!

No es una broma pesada, no. Los últimos años nos había acostumbrado la «cadena amiga» (T5) a que, llegada la primavera, y desde la ahora caída en desgracia, Marina d’Or, todos esos chicos y chicas tan, pero tan guapos, tan bien terminados… no como los de nuestra generación, que parece que a la mitad nos ha esculpido Botero y a la otra Picasso (por el mal acabado de las piezas, más que nada), desfilaban por la pasarela de la vanidad, exhibiendo medidas perfectas, culos respingones y silicona encubierta y una ignorancia supina, para, mediante dudosas votaciones de intereses de agencias, encasquetarles los atributos (¡joer con el palabro!), que les hicieran merecedor/a del título de Miss o Míster España…
Pero con la crisis… esta «putísima» crisis que se va a cargar hasta el quinqué de la abuela, no esta el horno pa bollos, ni los jarrones pa flores, y la Empresa «Miss España» se ha vendido al mejor postor y, ni tontos ni perezosos, han aceptado las «perras» que los mejicanos les dan para la promoción de su playa «carrefúrica» de Cancún y se han llevado allí la elección. Entre ellos hicieron el «caldo gordo», con un jurado plagado de autoridades del gobierno regional del estado de Quintana Roo y presidido por Javier de Montini (…para mí que hubo un Papa «Montini», ¿no?, habrá que irse a la «Wikipedia»), y eligieron Miss España a la buena moza Estíbaliz Pereira, cuyo apellido delata su origen coruñés. Tiene 22 años, mide 1’81 y, por la foto, está de toma pan y moja.
El tal Montini, en declaraciones posteriores, deja caer que la elegida fue por unanimidad… aunque un miembro del jurado disentía de la elección… ¿eso es unanimidad o mayoría?
Pero hay que tener «cocretas», por no decir lo otro, para elegir Miss España en un país extranjero, con jurado extranjero, público extranjero y tele extranjera… además sin «luz, ni taquígrafos»… de cara al españolito al que dicen va representar la susodicha «jamona oficial».
Esto sería lo «mismico» que si, luego a luego, cuando sustituyamos a nuestra preciosa Reina de la Sal, para elegir la nueva nos fuésemos a Benidorm y que su alcalde y concejales nos la elijan… «pa mear y no echar gota».

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