Esto no tiene nombre nº406

Quiero felicitar desde este rinconcito a mi querida directora por su magnífico editorial de la anterior entrega de este quincenal (nº 405). En él hace mención al «mobbing institucional» al que esta casa se ve sometida por parte del equipo de gobierno del PP. La que está al frente de esta empresa se queja, sobrada de motivos, porque a este medio se le niega el pan y la sal (y eso que estamos en Torrevieja), pero, aunque eso es malo (recuerden, señorío del Gobierno municipal, que nosotros contribuimos desde siempre a las cuentas de «esta nuestra comunidad»), lo peor es que obtenemos, únicamente, de la gestión municipal, arrogantes maneras, persecución, «embarazosas» presiones y, sobre todo, falta de respeto por la profesionalidad de aquellos que no buscan mas que realizar su tarea de informar desde la imparcialidad, propiciando la participación, cumpliendo escrupulosamente la ley, la ética ideológica y profesional, defendiendo a ultranza la libertad de expresión, de comunicación. Sepan y entiendan que la participación no sólo ha de buscarse para rentabilizarla en las urnas; sino por vocación de servicio. Por eso, precisamente, nos esforzamos tod@s en que este medio continúe saliendo a luz pública. He visto cómo excelentes profesionales del periodismo han continuado el desarrollo de su carrera profesional cambiando de empresa, incluso abandonando el pueblo por voluntad propia, motivados por no continuar soportando la presión que coartaba su trabajo, tan legítimo e importante como el de cualquiera de ustedes. Podría parecer que yo estoy menospreciando la tarea de otros compañer@s; pero nada más lejos de mi intención. Nosotros sabemos que en democracia nada se puede imponer, sólo sugerir, aconsejar, invitar, informar, y que nadie tiene la verdad última. Es de necios pensar que somos más listos o mejores, pero hemos aprendido el valor de la diversidad, la importancia del contraste, del consenso de ideas, sabemos respetar al adversario en su momento, seguimos luchando por un mundo más justo; porque la vida ni es justa ni injusta, sólo es la vida, para llenarla de experiencias; si puede ser, con los mejores valores e ideas (con sus correspondientes actos)… «pos mejor». Pero yo todavía no he aprendido a poner la otra mejilla, y eso que para mí la figura, el mensaje de Jesús, en toda esta «movida» de la existencia es fundamental (debe de ser por eso que yo no me codeo con la «divinidad»). «Alguna» clase política debe aprender profesionalidad, a ocupar el lugar que le corresponde y a dignificar tan noble ocupación. Para sentarse en la «poltrona» no necesitas ningún requisito académico ni perfil laboral exigible (lo que esta resultando nefasto para el desarrollo de una sociedad inteligente). Si en nuestras empresas nos exigen mucho más por míseros sueldos, tenemos que ir obligad@s a «currar» y «cumplir», ¿cuánto más no vamos a pedirle a la clase política, con los sueldos que se ponen y sin que nadie les obligue a venir, ni a continuar? Es del todo ridículo.

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