Esto no tiene nombre nº411

«Giraba la rueda infinita de la vida compensando elevaciones y descensos. Atento en mi unidad interna resisto el vértigo de las vueltas. El pasado va cayendo con sus formas y maneras aprendidas. El futuro asciende con sus ensueños eternos y cíclicos. Causas y efectos se suceden en rítmicos intervalos de noche y de día. Rueda el molino que depura la vida. Espirales de fuerza mueven la noria. Corrientes simultáneas agitan el ayer y el mañana. Ante esta implacable ley de vueltas y cambios, sólo en el centro permanece la quietud y la calma. En este punto, soy el observador sin tiempo y comprendo el propósito de las esferas».
Toda esta parrafada, un tanto novelesca, aparte de no decir «na», no sirve para una m… Las palabras trascendentes para mí son: «PÁGUESE AL PORTADOR 220 EUROS POR MATERIAL ESCOLAR DE 4º DE ESO», estampadas en un cheque bancario. Así que… como a mí ya me duelen las «gónadas» (por no decir los huevos, con perdón) en relación al «joío» premio de inmensa raigambre talonaria… ¿Para qué necesitamos gratuidad en los libros de texto de nuestros chic@s? Aquí somos un tajo de millonarios y disparamos con «pólvora del rey», sobre todo cuando al que lo hace ni le «raspa» en el bolsillo, ni repercute en su economía familiar. Este premio, ¿únicamente sirve para que alcalde y cía. se den el «barrigazo»? O… ¿existe algo más comisionable? ¿Por qué pagamos la cena a Mondadori y la vanguardia de las letras torrevejense? ¿La novela de «marras» dos veces? (porque, encima, tienes que comprarla) ¿Ahí esta el «negoci»?. A sus amiguetes, que son quienes menos necesitados están, se la regalan siempre. Hay que tener rostro «in-esculpible» y de tosco pedernal para sentarse en una cena que es un horror y encarrillarse los impuestos del vasallaje. Mala digestión, compañer@s. Algunos no necesitamos que gastéis nuestros «endeudados» fondos en «premiazos de novelitas», vendiéndonos el evento como instrumento de fomento turístico. El domingo cogí mi cámara, hice 100 encuestas a los que están por aquí de descanso, disfrutando de su medio metro de arena. Les pregunté el motivo de su visita. También, si podían decirme un título ganador o finalista del Premio de Novela «Ciudad de Torrevieja». ¡Pues ni Dios estaba aquí por la «novelita»! Y el que más se acercó a decirme un título fue un señor; me dijo: «¿El Código Da Vinci?». «¿Quiere usted decir…», le dije yo, «»La cena trasnochada» de Javier Sierra», y el buen sr. replicó «¡Eso, eso…!». ¡Juass, «me meo toa»!

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