F.G.
Se hacía llamar «Cantaclaro», porque su personalidad le impedía darse a conocer. Su nombre era Francisco Reinoso («Patxo») y durante mucho tiempo, una vez al mes, desde estas páginas, nos hizo reflexionar con sus colaboraciones, bajo el título: «El ojo del amo». Durante años, este bilbaíno, letrado de la vida y lleno de experiencias y cultura, fue sembrando su amistad y saber por Torrevieja, en los años que estuvo entre nosotros. El último de ellos, como parte activa del Club de Lectura «El Ambigú». Un día nos sorprendió, al comunicarnos que volvía a su tierra, a terminar sus días. Y allí, el pasado día 17, se «mudó» de nuevo a morar en otro sitio, ahora para siempre… que ya estaba cansado de ir de un lado a otro, como a él le gustaba comentar. Torreguía Ediciones, los componentes del C.L. «Ambigú», la asociación GAEX y los numerosos amigos de que se rodeó aquí siempre guardaremos el mejor recuerdo y un retazo de su sabiduría. DEP.
Que descanse en paz