Gregorio Marañón
Por muy abstrusos que nos parezcan muchos conceptos con frecuencia revestidos de jerigonza para los más expertos, la ciencia y la filosofía han de estar siempre al alcance de cualquier ser humano, pensaba Einstein y esto es aplicable a lo que nos atañe cada día, sobre todo al tema de nuestra salud.
Mis recientes experiencias en el hospital de San Jaime de Torrevieja me sirven de trampolín para constatar que el cuerpo y la mente funcionan en paralelo siguiendo pautas que sobrecogen al observar no tanto su interdependencia de sino el equilibrio con que evolucionan en conjunto. Los signos de fatiga que había estado observando y que pensaba se debían a diversas causas no eran más que constataciones de que los experimentos radioterapéuticos afectaban no sólo al cansancio que sentía sino a la manera de interpretar lo que experimentaba. Desde el momento en que el Dr médico me aclaró que no había otra que causa la terapéutica dejó que afectarme realmente lo que me ocurría y me ha sido posible continuar mejor mi vida normal.
Gregorio Marañón (1887-1960) médico y analista fue a la par historiador y pensador y es célebre por sus frases lacónicas sobre las actividades humanas pues llegó a ser un maestro de la profilaxis mental: “La rapidez es en sí una virtud pero engendra un vicio que es la prisa” y puso en jaque mate toda experimentación apriorística “La verdadera grandeza de la ciencia acaba valorándose por su utilidad”. Es sorprendente la variedad de lecturas a que dan lugar sus observaciones sobre la salud mental que están dirigidas más a la mente de cualquier ser humano que a la lectura sutil y estudiada de los entendidos.
Una de las constataciones que he estado haciendo al crear una selección personal de las obras del pensamiento más reciente ha sido hacerme cargo que hay una multitud de estudios sobre la mente y la razón contraponiéndose a la vez que se aúnan para que comprendamos mejor el fenómeno humano como ser pensante y baste con referirme a la obra de Mario Bunge: “El problema mente-cerebro” en que expone la psicología, sin miedo a engolfarse en el tema más crucial de la vida humana. Se trata de considerarlas tan analizables como el resto de nuestras actuaciones, pese a la dificultad que existe en constatarlas. Quizás sean más claras en las actuaciones que nos afectan cada día aunque habrá que tener cuidado, pensaba Bunge en separar debidamente al continente de sus contenidos, pues puede haber cerebros sin pensamientos en casos como en cadáveres preservados artificialmente para los análisis.
HECHOS Y DICHOS
El pensamiento se alimenta de ideas más bien que con carne y patatas. Gregorio Marañón
ANÓNIMO
Necesitamos continuamente de algo que nos rellene los recovecos del corazón
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