Dora Fernández
Concejal y Secretaria Comercio PSPV-PSOE Torrevieja
Vivimos en una época en donde todo lo de antes, lo que se considera antiguo y obsoleto, se arranca de raíz y se destruye. En el caso de la máquina de escribir, le doy la razón, Agustina. Guardarla como recuerdo y utilizar el ordenador es más cómodo, rápido y tiene innumerables ventajas. Yo, como usted, también corto, pego, selecciono, inserto y elimino. Aquí, Agustina, la modernidad está bien.
Otra cosa es creer que la modernidad consiste en que todo lo nuevo es mejor y, por ende, es indispensable destruir cualquier atisbo del pasado. De este modo, destruimos y construimos incesantemente sin tener en cuenta, que en esa fiebre por lo moderno podemos perder parte de nuestra idiosincrasia.
En este siglo, muchas ciudades han mirado hacia atrás y han rehabilitado viejas estaciones de tren, han vuelto a instalar en sus calles el tranvía y han creado redes de carriles bici. Todo ello como alternativa de un transporte más ecológico, más barato y limpio con el medio ambiente, consiguiendo, además, que las ciudades sean amables y atractivas para el turismo. Y éste tiene que ser, en definitiva, el FUTURO de Torrevieja.
No, no me opongo a todo, Agustina, pero a este proyecto sí, por disparatado e innecesario. ¿Por qué no le pregunta a los ciudadanos si necesitan 300 locales comerciales más, en los 25.000 m2 que el alcalde piensa ceder a otra empresa privada para que los alquile? Por si no se ha dado cuenta, en nuestra ciudad, y en pleno centro, ya disponemos de un edificio nuevo y moderno que alberga en su interior varias plantas vacías. Se derribó el antiguo mercado de abastos por viejo, y en su lugar nació este tan grande, tan moderno y tan vacío que se llama «La Plasa». Y usted, que lleva la Concejalía de Comercio desde hace casi tres años, ha sido incapaz de dar una solución definitiva a los problemas que tiene este edificio y ponerlo en funcionamiento al completo. No sé a qué está esperando. Su único logro ha sido gastar unos cuantos miles de euros de los ciudadanos en lavarle un poco la cara y hacer una publicidad tan estéril como inútil.
Al menos, yo he formulado alguna propuesta. Usted no solamente no hace propuestas, sino que ignora los intereses de los comerciantes, diciendo amén a todas las instrucciones de su jefe.
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