«Al enemigo ni agua». Ésa es la manera enquistada de pensar de nuestros gobernadores municipales. No dejan espacio, asfixiando al adversario político en cualquier ocasión; una descarnada postura cicatera, inflexible e inmisericorde (¡menos mal que son católicos!). Amparados en su mayoría absoluta, ya no les vale aprovecharse y beneficiarse de sus cargos políticos para sacar adelante sus ideas; además, tienen que castigar a cualquiera que no piense como ellos. Son ellos los que, para no dejar la vara de mando, quisieran ver a otros «colgaos del cuello» (esta expresión no es mía).
Lamentable, denigrante e injusta es la actuación que, para desarrollar sus «trapicheos» políticos y dar contundente respuesta a la oposición, utiliza el nombre de Torrevieja y la figura de hijo adoptivo, para, al mismo tiempo que sacamos «buche», lavamos la imagen de Camps, devolvemos favores políticos partidistas y dejamos bien patente quién «cojones» manda aquí. Yo estuve en el pleno y me tuve que salir para no «potar» la planta que estaba junto a mí, ante el revoltijo de tripas y de vergüenza ajena que en ese instante me atribulaba. Ni los más viejos del lugar recuerdan un espectáculo tan banal (por no decir anal), tan desfasado y tan ofensivo, como la celebración de ese pleno, de cuyo nombre no quiero acordarme, y que otro pleno futuro tendrá que desdecir. Si nuestro alcalde compró unos terrenos, en el año 2002, por 180.000 euros y después de dos años los vendió a una promotora local por 5,4 millones de euros y la justicia le reconoce que toda la «ventajosísima» operación no constituye objeto de delito, ¡«pos»… muy bien! La justicia sabrá; pero yo me pregunto: ¿Por qué este hombre, si tanto quiere a su pueblo y tantos puestos de trabajo da, no se mete a empresario? ¡Coño! En dos días, haciendo ese tipo de negocios, acaba con la crisis del mundo mundial, en la que nos ha metido Zapatero (¡juasss!). Yo no conozco a nadie que haya hecho este tipo de operaciones en la vida. Que se obligue, que tire del carro (yo lo haría), reparta puestos de trabajo a quien le dé la gana y con su dinero, ¿qué os parece?
Falta mucha vergüenza en algunos de nuestros políticos. EL DEBER DE CUALQUIER GOBERNANTE EN ESTOS TIEMPOS ES: RESPONSABILIZARSE DE TOD@S. El ideal dice que: «Cuando se GOBIERNA con mayoría absoluta es necesario aumentar la sensibilidad en cuanto a las diversas opiniones», justo lo contrario de lo que pasa aquí.
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